A las 12:00 del mediodía dieron inicio las esperadas fiestas de Santiago de Elizondo, y a pesar del clima adverso, la emoción y el entusiasmo de los asistentes no se vieron disminuidos. Jone Olazar, la ganadora del concurso escolar de dibujos de fiestas, fue la encargada de encender la mecha del chupinazo, rodeada de sus amigas. Un momento de gran alegría que marcó el comienzo de la celebración.
Aunque la lluvia hizo acto de presencia, la plaza del pueblo se llenó de gente. Los y las elizondarras no dejaron que el mal tiempo arruinara su espíritu festivo y se protegieron bajo los paraguas para seguir disfrutando. Instantes después del chupinazo, la música comenzó a sonar por toda la plaza de la mano de Baztango gaiteroak, Elizondoko gaiteroak, Tuku tuku txaranga, Baztango xulubitariek y Baztango gaita eskola.
Los miembros de la comparsa, Ander Loyarte, Agustin Sansiñena, Alberto Goñi, Axier Lizartza, Juan Antonio Agerrea, Enaitz Goñi, Ivan San Jose, Josu Goñi, Angel Mendiburu, Iñigo Moreno, Patxi Olazar, Miguel Javier Agerrea, Sergio Oscoz, Jesus Serrano, Xabier Irureta, Goizane Goñi, Iraitz Mendiburu, Markel Oiarzabal, Mikel Sagastibeltza, Oier Amiano, Usoa Meoqui, Xuban Celayeta, Izaro Urrutia y Mattin Maritorena, estaban preparados para sacar a relucir sus gigantes y cabezudos. Pero a pesar de esperar ansiosos el momento para realizar su recorrido planificado, no pudo llevarse a cabo debido a las inclemencias del tiempo. Sin embargo, cuando la lluvia amainó por un momento, aprovecharon la oportunidad para deleitar a los más pequeños con su colorido baile.
Los asistentes también disfrutaron de las tradicionales ‘baztan zopas’, un manjar que estuvo disponible para todos aquellos que quisieron probarlo.
La fiesta continuó su marcha por las calles de Elizondo, donde los gaiteros, txaranga y otros músicos buscaron refugio en porches para seguir ofreciendo su música y animar a todos los presentes. Posteriormente, buena parte de la gente se reunió en cuadrillas para disfrutar de una buena comida. Así, vecinos y vecinas de Elizondo fueron capaces de enfrentar con alegría la lluvia.