Los falcesinos han celebrado, tras reponer fuerzas con un suculento almuerzo después del encierro del Pilón, el día grande de las fiestas. El intenso calor que ha hecho a mediodía en la localidad ribera no ha frenado a los vecinos y vecinas que, con sus mejores galas, se han echado a la calle para ver pasar en procesión a la Virgen de Nieva. 

Al son de las gaitas y la banda de música, los gigantes, los dantzaris y las autoridades se han dirgido poco a poco hacia la parroquia para ver salir del templo la imagen de la patrona que lo ha hecho a hombros de un grupo de falcesinos que se ha ido turnando a lo largo de todo el recorrido. Allí, y como ya va siendo habitual, caras conocidas le esperaban; entre ellas las de José Félix Aguirre, Ana Azcona y Andrea Aguirre que, acompañados por Amador Autor y Manolo Fernández a las guitarras, han entonado la jota Cómo luce nuestro pueblo, escrita por el párroco local Pablo Amorena para la ocasión.

Acto seguido, y tras unos más que merecidos aplausos, la comitiva ha comenzado a recorrer las calles del casco antiguo de la localidad para, en torno a las 12.00 horas, llegar a la plaza de los Fueros, punto neurálgico de la procesión en la que se han sucedido los honores.

Makaia, al completo

Para festejar el 35º aniversario de su formación, el grupo de danzas Makaia, que ha desfilado durante toda la procesión, ha bailado la Jota Fandango. Sin embargo este año, y dada la fecha tan especial que están celebrando, en vez de bailarla cuatro dantzaris, lo han hecho los 32 que allí han estado. Ellos mismos han explicado que esta actuación, junto con la que hicieron antes de fiestas de la mano de los gigantes y cabezudos, han sido los platos fuertes del aniversario aunque no descartan hacer alguna más a lo largo del año. 

Los vecinos, visitantes y autoridades de la zona que han acompañado a la corporación municipal que encabeza Gloria Olcoz, han vitoreado el baile antes de volver a un respetuoso silencio para escuchar, en este caso, a José Félix y a Andrea, su hija, la pieza En jota te digo madre. “Es una melodía y una jota diferente a la de otros años”, contaba Andrea, de 18 años que, explicaba, “esto es algo que me gusta mucho y que llevo haciendo muchos años aunque es cierto que el día del chupinazo me tengo que cuidar más”.

Para terminar, y tras dejar la plaza a sus espaldas, los gigantes, al son de los gaiteros, también le han brindado sus honores a la patrona local con un vals justo antes de retornar a la iglesia, lugar en el que ha tenido lugar una eucaristía.