Tras la tensa jornada que se vivió ayer en Estella, la paz ha vuelto y mujeres de todas la edades han reunido en la calle Carpintería para celebrar la Bajadica del Puy de las chicas. Ya es tradición, cada sábado de fiestas desde 1974, las mujeres son las protagonistas.
No eran todavía ni las 12.00 horas cuando en lo alto de la calle Valdeallín han empezado a congregar las primeras personas que esperaban a que terminase la solemne misa en honor a la Virgen del Puy y diese comienzo la kalejira.
Entre ellas se encontraban Reyes Usua, Resu Echarri y Feli Sainz, “las más veteranas. Llevamos viniendo a la Bajadica todos los años, desde que empezó a hacerse hace más de 40 años no nos perdemos ninguna. Es algo que hemos inculcado a nuestras hijas y nietas”, afirmaban.
Finalizada la misa, se dio comienzo a la ceremonia. Los gaiteros, Hermanos Montero de Estella, animaron con sus instrumentos el ambiente y junto con los grupos de dantzas colocados en dos filas desfilaron por las calles de Abarzuza, San Pol, Lizarra y Valdeallín. Tras ellos se colocaron los maceros y la corporación municipal.
La Bajadica es una tradición que se transmite de generación en generación y tiene un gran significado para las estellesas. Como es en el caso de Alicia López, una joven de Estella que aunque reside en Aragón, “procuro no perderme ninguna. Desde pequeñita he acudido todos los años, tenía la costumbre de ir con alguna de mis tías porque mis padres trabajaban”, recordaba.
Este año, Alicia ha acudido junto con su hija de 14 meses porque “hay que mantener la tradición. Su primera Bajadica fue el año pasado, tenía tres meses y medio. Además, es un momento de encuentro. Hay gente a la que veo de Bajadica en Bajadica. No la ves en todo el año, pero te la encuentras aquí. Es algo muy bonito”, explicaba.
Julia Alonso, una vecina del pueblo, fue más previsora y aprovechando que su sociedad se encontraba en frente de la Bajada se colocó en una silla donde lo veía todo. “Desde aquí sentada lo veo muy bien”, explicaba. “Me encanta la Bajadica. Ya no la hago, pero la he hecho muchos años junto con mis hijas y mis nietas. Ya son mayores y van un poco a su aire”, subrayaba
Ya en la calle Carpintería, sobre las 12:45 horas, las mujeres se empezaron a colocar en fila agarradas de los hombros. Todas ellas vestidas de blanco impoluto, con pañuelico rojo y calzadas con las icónicas alpargatas blancas con los lazos rojos.
A ellas se les unieron los kilikis y zaldikos. Y por supuesto la banda La Unión Musical Estellesa, que con sus tubas, trompetas, flautas, saxofones y tambores iban marcando el paso al son de la canción Bajo la Doble Águila de Josef Franz Wagner.
No todas las mujeres se unieron al baile, pero por nada del mundo se lo quisieron perder. Carmen Pascual acudió acompañada de sus numerosos nietos. “No me la pierdo ningún año porque es muy importante para mi”, comentaba. Y aunque ella ya no baila “mis hijas y mis nietos sí”, matizó.
A la Bajadica no acude solo gente de Estella. Mariola Martínez, vecina de Alleguí, se acerco junto con sus sobrinas Sara, Zaida y Zahara. “Venimos casi todos los años. Solemos bajar bailando, hoy dependerá de lo que quieran ellas”, indicó Mariola.
Después de casi una hora bailando paso adelante, paso atrás, paso adelante, paso atrás; las más de 30 filas de mujeres alcanzaron el callizo Gaiteros y llegaron a la plaza de San Francisco de Asís. Allí fueron recibidas por una pasarela de personas y al final del todo esperaban los gigantes de Estella, listos para bailar al ritmo de la música con su llegada.
Una vez que llegaban al final de la kalejira, las mujeres comenzaron a ondear sus pañuelicos rojos dando la bienvenida al resto de compañeras que iban entrando poco a poco.
La comitiva municipal, que iba a la cola, fue recibida en la plaza con aplausos. Al desfile acudió la alcaldesa junto con los seis concejales de UPN, los dos ediles de PSN, la concejala de Geroa Bai y el concejal de PP.
La kalejira de ayer se celebró sin ningún tipo de incidencias. Al contrario que la Bajadica del día anterior, que se suspendió debido al cordón humano que formaron varios colectivos en la calle Valdeallín en una manifestación en defensa de las txosnas.