En el quinto y último día de las fiestas de Zugarramurdi, las famosas cuevas de la localidad se transformaron en un espectacular comedor donde 800 personas pudieron degustar el tradicional zikiro que estaba para chuparse los dedos.
A diferencia del año pasado, marcado por una intensa ola de calor, esta vez el clima fue fresco y húmedo, lo que resultó mucho más agradable tanto para los asistentes como para los organizadores. Beatriz Pery Ballarena, cocinera y descendiente de Domingo Pery Mendiburu, quien introdujo el zikiro en Zugarramurdi después de haber aprendido a asar de esa manera en Argentina, comentó que como consecuencia de la lluvia tuvieron que “montar más material para poder asar, como andamios y chapas”. Esto supuso que, con los andamios, fuese más difícil entrar y salir. “Pero bueno, te vas acostumbrando”, decía Pery con optimismo.
Desde las 7:30 horas de la mañana hasta las 17:00 horas de la tarde, los cocineros y el resto de ayudantes no pararon de trabajar para asegurar que los asistentes disfrutaran de la comida. En total, se cocinaron aproximadamente 800 kilos de carne y se sirvieron unos 110 litros de café. Como novedad, este año la carne se sujetó con ganchos metálicos en lugar de palos.
El pueblo, volcado
Vecinos y vecinas de Zugarramurdi se volcaron para que todo saliera perfecto. “Estaremos trabajando unos 50 o 60 del pueblo, y en la carne, unos 14 cocineros”, explicó Pery. Centrados en que los comensales quedaran satisfechos, los organizadores tendrán que esperar hasta el primer domingo de septiembre, cuando se celebrarán las refiestas, para poder disfrutar del zikiro y de la fiesta “desde el otro lado”, indicaron.
A pesar de la carga de trabajo, Beatriz Pery no perdió su buen humor. “Hoy es mi día. Estoy feliz”, afirmó. Siguiendo la tradición familiar, espera que su hija de seis años continúe con el legado. “Mi hija me dice que quiere entrar conmigo al fuego, y yo le digo que le enseñaré”, compartió con una sonrisa. “Y la verdad es que me gustaría”, concluyó. Y es que parece que el futuro de esta celebración está asegurado. Así lo demostraron los colaboradores más jóvenes: Ibai Ariztegi, Ekaitz Errandonea, Ioritz Zubiaurre y Jokin Bengoetxea –de 12, 13 y 14 años–, quienes se encargaban de repartir las bebidas, vino y sidra, que mantenían frescas en la regata.
Las entradas volaron
Los comensales, que suelen repetir año tras año, agradecen el esfuerzo de los organizadores y prueba de ello es que las 800 entradas se vendieron en menos de 10 minutos.
Entre los asistentes habituales se encuentra Aniceto Setién, quien, a pesar de ser de Santander y llevar más de 30 años viviendo en Madrid, ha asistido a 25 ediciones del zikiro de Zugarramurdi.“Si seguimos viniendo es porque nos gusta”, aseguraba con seguridad mientras enumeraba las razones por las que no falla a esta cita anual: “El ambiente, el entorno, la cueva, la calidad gastronómica, el buen rollo que hay entre los participantes… Lo tiene todo”. “La comida está riquísima y el comedor es único. No se me ocurre un entorno mejor que esta fantástica cueva de Zugarramurdi para organizar una comilona. Cuando yo cuento en Madrid que vamos a un sitio donde nos juntamos casi mil personas dentro de una cueva para comer, la gente piensa que estamos apretados. Pero no, es que no te haces una idea de las dimensiones de la cueva. La parte central tiene más de 12 metros, una cosa extraordinaria” insistía admirado.
Acompañado por un grupo de amigos, llegaron el sábado a Zugarramurdi y aprovecharon la mañana del domingo para subir andando al monte Larrun. A continuación, acudieron a la comida del zikiro dispuestos a disfrutar. “Hemos hecho algo de turismo por Navarra y mañana también estaremos por aquí. Pero bueno, dentro de pocos días volveremos a Madrid, que hay que trabajar” resumía.
“Todos los años vengo con amigos, siempre traigo a gente nueva y siempre se quedan absolutamente impresionados de la fiesta, de la comida, de la calidad, del ambiente y de todo” explicaba. Así, disfrutando al máximo de su estancia en Zugarramurdi, no tenía ninguna queja por el tiempo ni la lluvia. “El clima forma parte del encanto, y que llueva también. Al final hay que entender que cuando se viene aquí y si está todo verde, es por algo. Y hay que disfrutarlo” decía.
Bailes populares y dj
Después de la comida, la fiesta siguió en la plaza de la localidad con los bailes populares y los conciertos de los grupos Gautegun, Amarre Elektrotxaranga y DJ Infernu. De esta manera, Zugarramurdi dio por finalizadas las fiestas de este año.