Se presagiaba tarde complicada por amenaza de lluvia, por la caída del cartel del anunciado Pimienta, sustituido por el también portugués David Gomes, y por el cercano recuerdo del suplicio de la corrida de rejones de la pasada feria de Tafalla. Sin embargo, el festejo azkoyano de toreo a caballo, aún deslucido, lo salvó en buena parte (amén de que sólo era de cuatro reses y no de seis) el joven caballero pacense Adrián Venegas. Los otros protagonistas de la tarde, el cabaleiro luso David Gomes (que ofreció una mala actuación) y los cuatro utreros del hierro de El Valle Blanco, de procedencia Antonio Pérez Tabernero, dejaron mucho que desear. El Valle Blanco repite mañana en novillada picada de a pie: esperemos que tengan más casta y movilidad que estos cuatro corridos para rejones.

Adrián Venegas, con sólo una año de alternativa (Burgos, 2023), mostró total disposición en los dos novillos de su lote. Falló a veces clavando farpas muy bajas e, incluso, cayó en una ocasión de su montura, sin consecuencias. Pero el calor y color que desplegó en el ruedo y el intentar hacer la lidia de frente y rematando las suertes le valieron el respeto y cariño del personal.

A su primer novillo, un chorreado de nombre Pitillo y que fue el más potable del festejo, le armó una aceptable faena. Falló en primera instancia con la hoja de peral en la suerte suprema y luego dejó un buen rejonazo en lo alto de rápido efecto. Se le pidió la oreja, aunque sin excesiva fuerza. Dio una merecida y aplaudida vuelta al ruedo.

El cuarto, segundo de su lote, era feo de cara, bastante bizco del pitón derecho. Se llamó Vela y manseó de salida, mas, al sentir el rejón de castigo, acometió, unas veces galopando y, otras, al trote, hasta en dos vueltas completas al redondel siguiendo la montura que manejó de costado Venegas. Incluso, se llegaron a esbozar unas hermosinas. Fue lo mejor y más intenso. La cosa prometía, pero el tal Vela cerró la persiana. Venegas puso todo de su parte, pero ya sin posibilidades de acople.

GANADERÍA

El Valle Blanco. Cuatro utreros desiguales de presentación, pero con suficientes kilos. Mansos y parados. Con mal ritmo y doliéndose, se movió el que más el lidiado en cuarto y último lugar.

Los rejoneadores

David Gomes. El portugués toreó a la carrera, sin rematar las suertes y fue un tormento con los aceros a caballo y con el verduguillo.

Adrián Venegas. A la Federica con casaca larga verde esmeralda. En el primero, silencio y en el tercero, pitos tras aviso.

Las gradas

Presidencia. Bien, a cargo de Iñaki Aldanondo, asesorado por Daniel Búrdalo (artístico) y Jesús Miguel Blanco (veterinario).

Incidencias. Más de media entrada en tarde nublada y de temperatura suave. No llovió. Una tarde más, brilló la música de la txaranga local El Garrafón.