Los concursos gastronómicos son un pilar fundamental en el programa festivo de Milagro, congregando a numerosos vecinos en la Avenida de Navarra. Durante esta semana festiva, los vecinos de la localidad ribera se han enfundado los delantales, han sacado los útiles de cocina a la calle y han elaborado dos de los platos por excelencia de la cocina navarra; ajoarrieros y calderetes.
El primero de ellos, que tuvo lugar el pasado lunes, fue el campeonato para determinar el mejor ajoarriero de Milago. Un total de 23 cuadrillas participaron en este concurso donde reinó el buen ambiente mientras iban preparando sus elaboraciones entre fogones, risas y cervezas.
El fallo del jurado se conoció sobre las 14.30 de la tarde siendo el primer premio para la peña Carriquiri, que se impuso al Refugio y Chichipollos, cuadrillas que quedaron en segundo y tercer lugar, respectivamente. Como novedad, el Ayuntamiento puso mesas y sillas para que los participantes pudieran disfrutar de los ajoarrieros todos juntos en la propia avenida.
Aunque el concurso por antonomasia del programa festivo fue el de calderetes, que se llevó a cabo este miércoles y donde participaron un total de 37 peñas de la localidad. El jurado, formado por Óscar Salvatierra, Charo Tenías y Jesús Munárriz, determinó que la Sociedad Gastronómica de Milagro consiguiese el primer puesto, seguido de Zisko y Cartutxo.
Tal y como explicaron desde la organización, “cada cuadrilla tiene que traer sus propios ingredientes con la condición de que pueden estar cortados pero no cocinados. Todos los ajoarrieros y los calderetes se tienen que hacer in situ y cada uno le puede dar el toque con sus propios condimentos”:
Una de las novedades del programa de este año es que, por primera vez, se organizó un café-concierto a cargo de la orquesta Ingenio para que las cuadrillas tuviesen animación después de comer sus calderetes. Según indicó Mikel Remón, concejal de Festejos del Ayuntamiento de Milagro, “el motivo es que después del concurso las cuadrillas se iban a comer a los piperos y la tarde hasta las vacas se quedaba descafeinada”.