pamplona - ¿Por qué mantiene una posición tan crítica con el Concurso Internacional de Ideas sobre el monumento a los Caídos?

-No es porque queramos tirarlo, que también es verdad, sino porque nos parece que ese edificio y su entorno están sometidos a unas normativas, como las que afectan a la catalogación y protección por ley de parte del edificio y al convenio con el Arzobispado que permite el uso a perpetuidad de la cripta, que impiden hacer nada. Para cualquier cosa que vayamos a hacer con ese edificio necesitamos antes resolver estas dos cuestiones. Si fuera una arquitecta o una artista con intereses en memoria histórica y quisiera presentarme me gustaría que mi proyecto se pudiera llevar a cabo. De lo contrario, nos parece que es un concurso trampa. A día de hoy, ninguno de los siete proyectos que vaya a elegir el jurado se podría hacer.

¿Y supone mucho problema que mientras se solventan esas dos cuestiones que apunta se puedan conocer las soluciones que barajan los expertos para ese espacio?

-¿Y por qué no al revés? Es mucho más lógico hacerlo al revés, porque si hubiéramos resuelto el convenio con el Arzobispado y descatalogado el edificio se podría haber llegado hasta las últimas consecuencias, incluso con una consulta ciudadana vinculante, que no hemos hecho ninguna en toda la legislatura pese a tenerlo recogido en el acuerdo programático. Es importantísimo compartir con la ciudadanía la decisión final y no se va a hacer así.

En la Comisión de Urbanismo se llegó a un acuerdo unánime esta semana para que sean expuestos públicamente todas las propuestas una vez terminado el proceso participativo con los proyectos que haya seleccionado el jurado.

- Nuestro interés es conocer todos los proyectos y que los ciudadanos de Pamplona también los conozcan, por eso pacté la solución. Eso no significa que no mantengamos nuestras reticencias con el concurso, pero ya está hecho, con mi voto en contra, y hay que pagarlo.

Comprenderá que no todos quieran derruir el edificio.

-No queremos imponer el derribo. Nosotros queremos derruirlo por dos razones: por lo que significa para la memoria histórica y para la humillación de las víctimas y porque no se puede, a nuestro entender, resignificar ese edificio. Es una palabra que no entendemos. Aquello es un panteón funerario y los panteones funerarios no están para ser reutilizados de nada. Tiene pocos metros útiles dentro, está lleno de escaleras y con una plaza enorme, mucho más grande que la Plaza del Castillo, absolutamente inutilizada. Para la futura reordenación lo mejor sería dejar ese espacio libre, con algún pequeño monumento a la memoria o edificio utilizable si se quiere. Esa es nuestra idea, pero aceptaríamos una consulta ciudadana vinculante. Quizás EH Bildu, Geroa Bai y Aranzadi deberían explicar a sus bases por qué no quieren el derribo.

Una de sus principales quejas a EH Bildu y Geroa Bai fue a cuenta del sistema empleado en la toma de decisiones. ¿Qué otro método distinto a las mayorías se puede aplicar en un gobierno compartido?

-El que hemos estado haciendo después de nuestra expulsión. Fue una decisión gratuita y un error muy grave, porque querían imponer mayorías, sus mayorías, dentro del equipo de Gobierno. Nadie nos puede exigir lealtad a otra formación. Nuestra lealtad está en el acuerdo programático que firmamos las 4 fuerzas. Dicen que nos expulsaron por no aprobar unas inversiones, pero luego las negociamos y salieron todas.

Fueron expulsados porque formando parte del equipo de Gobierno pactaron con la oposición unas enmiendas al ver que sus socios no se las iban a aprobar.

- Y ahora lo están haciendo ellos, que por cierto han negociado con el PSN bastantes más partidas que yo. El juego de las negociaciones es un juego político y siempre hemos dicho que en temas que deben pasar por Pleno necesitamos una mayoría de 14 y eso significa consenso del cuatripartito.

Y cuando ese acuerdo interno no llega, ¿qué propone?

-Pues que hay que seguir negociando hasta lograrlo. Uno de los errores fundamentales de la legislatura, y de ahí partió todo, fue la negativa absoluta de Geroa Bai, que EH Bildu permitió, a hacer un grupo de seguimiento del acuerdo programático en igualdad de condiciones. Fue un acuerdo que elaboramos a cuatro y lo firmamos a cuatro, entonces no importaba si uno tenía cinco concejales, tres o uno. Es lo que ha hecho el Gobierno de Navarra con la mayor naturalidad y de cada reunión salía reforzado porque se generan confianzas. El acuerdo programático es un ejemplo de consenso y un ejemplo que demuestra en 146 medidas que los programas electorales no eran tan distintos.

El futuro de los Caídos también estaba recogido en el acuerdo programático, ¿hubiera sido preferible no hacer nada porque no se ponían los 4 de acuerdo?

-No hubiera pasado nada, porque lo que no se ha hecho antes habrá que hacerlo más tarde. ¿Era tan importante el concurso de ideas de los Caídos? Los consensos hay que tomarlos en las prioridades. La dificultad para lograrlos se ha visto en lo poquísimo que hemos avanzado en materia de movilidad. Sus responsabilidades estaban distribuidas en distintas áreas, gestionadas por partidos diferentes.

Los consensos unánimes son muy excepcionales en política y entre formaciones tan diferentes como las de este cuatripartito ni le cuento.

-Habría que analizar en qué casos concretos no se han producido los consensos, pero pienso que en Pamplona hemos estado jugando a cuatro ayuntamienticos en lugar de contar con un equipo potente directivo. Para mí, eso surgió de la primera decisión de Geroa Bai de no entrar en el equipo de Gobierno, porque EH Bildu, con sólo cinco concejales, asumió la Alcaldía y la mayoría de las responsabilidades. Lo dije en 2015 y lo mantengo para 2019: tenemos que tener una Alcaldía compartida porque no hay un liderazgo muy mayoritario, ni en votos ni en número de concejales, de una formación sobre el resto. Esto ha desequilibrado profundamente el cuatripartito y tendremos que aprender para reeditar esta fórmula, porque la alternativa es UPN. Espero que hayamos aprendido todos y que se abra un periodo de reflexión y de autocrítica.

Se ha referido al factor distorsionador que supuso que Geroa Bai no asumiera concejalías delegadas al principio. ¿Qué le pareció que lo hiciera después?

-Que entrara a costa de otros también me pareció desequilibrante. No tenía por qué haber sido así. Lo primero que hicieron fue dividir el área de Acción Social y Desarrollo Comunitario en dos, pero había otras opciones para dar responsabilidades a Geroa Bai. Veremos si no tiene consecuencias en las subvenciones que reciba el Ayuntamiento del Gobierno de Navarra. Se hizo sin consenso y fue el comienzo de la ruptura definitiva. Esto nos ha llevado a quedarnos sin Presupuesto para el último año de la legislatura, aunque ya sabíamos que nos necesitamos todos.

¿A qué se refiere con lo de Alcaldía compartida?

-A una Alcaldía que esté por encima de los grupos. Con tres tenientes de alcalde perteneciendo al mismo grupo, que es lo que ha pasado, se escora. Estaría mucho más equilibrado si fueran de partidos diferentes.

¿Le sorprendió la llamada del alcalde en la mañana del 4 de julio del año pasado comunicándole su expulsión del equipo de Gobierno?

-Sí.

¿Qué le respondió?

-Que me parecía un error y que también me habían parecido un error las normas de funcionamiento que puso, que por cierto solo aplicaron a los grupos minoritarios. El alcalde jamás ha impuesto nada a Geroa Bai, aunque el resto estuviéramos de acuerdo en otra cosa. Se ha visto en la normativa sobre los hoteles, pactada con UPN, y no los ha echado.

Al inicio de la legislatura, usted también llegó a un acuerdo con UPN y PSN por el nombre de la plaza Conde de Rodezno, para que se denominara plaza de la Libertad, en vez de la propuesta del alcalde de llamarla Serapio Esparza.

-Fue una piedra de toque importante para alcanzar consensos dentro. El alcalde podía haber decidido que se llamara como él quería, porque es un asunto de su competencia, pero fue un acuerdo de pleno, lo respetó y se lo agradezco. De todas formas, me parece más interesante el nombre actual, que al contar con el apoyo de UPN ya no se cambiará, que una denominación que sólo era del gusto de los nacionalistas vascos.

¿Cuánto le costó superar su expulsión y asumir que debía retomar las negociaciones para apoyar el último Presupuesto de la legislatura?

-(Se lo piensa). No sé si lo he superado. Es cierto que cuando una siente que le tratan mal se revuelve. Las emociones están ahí, pero hemos hecho autocrítica y en ese sentido a mí me ha ayudado el grupo de Izquierda-Ezkerra a hacerla. Se vio cuando nos presentaron el proyecto presupuestario para 2019: o les mandamos a la mierda, que es lo que se merecen, o negociamos. Ya sabían que nos iban a necesitar a todos y se lo recordé (al alcalde) en aquella llamada, pero entonces le importó un pimiento. Sé que es muy difícil, pero no estamos en política para regirnos por las emociones, y aunque hayamos cometido errores somos la única alternativa a la derecha.

¿Qué parte de responsabilidad asume en la ruptura?

-No sé. Muchas veces me he sentido muy ninguneada por ser una sola y es muy difícil que te escuchen cuando consideran que no te tienen que escuchar por ser una. Lo he intentado de verdad, aunque me sentí zancadilleada en mi labor en Acción Social.

¿En qué manera han influido las relaciones personales en el transcurso de la legislatura?

-Es muy importante confiar en las personas y eso se hace en el día a día. Con los Presupuestos, he negociado con Patricia Perales y Maider Beloki y había una entente al existir un interés previo de llegar un acuerdo. No es lo mismo eso que ir a una mesa a ganar o a engañar.

Desde hace un tiempo la tiene tomada con su sustituta en el área de Acción Social y Desarrollo, Esther Cremaes.

-No, creo que ella la tiene tomada conmigo. No se acuerda de cómo me machacaban cuando estaba al frente del área con las escuelas taller, ella e Itziar Gómez.

Es evidente que sus relaciones con Geroa Bai no son nada buenas.

-No son relaciones fluidas. Creo que Geroa Bai no ha jugado bien, ni antes cuando decidió quedarse fuera, ni después. A Cremaes le he echado una mano en bastantes asuntos del área, algunas me las ha agradecido, pero en otras le tengo que echar en cara porque me duele mucho hoy en día los proyectos que se han truncado.

¿Que le hubiera gustado acabar al frente del área de Acción Social?

-El nuevo modelo de atención primaria. Iba a ser modélico y pionero, después de haber sido trabajado desde la base nada más comenzar la legislatura, en septiembre de 2015. Contaba con un equipo que conocía muy bien el área y que ideológicamente estábamos muy cercanas para lo que había que hacer tras el absoluto abandono que sometió UPN a los servicios sociales. Era un área muy necesitada de reconocimiento de su personal y de tenerlos en cuenta a la hora de diseñar el nuevo modelo. Paralizarlo cuando podíamos ser pioneros me duele. Ahora tendremos que esperar a lo que haga el Gobierno de Navarra.

¿Por qué no fue posible convencer a Aranzadi para que apoyara el Presupuesto si ya tenían el acuerdo cerrado?

-Me cuesta mucho hablar de los demás, pero en una situación en la que se ha sufrido, y Aranzadi e I-E han sufrido especialmente en este equipo de gobierno, igual es más natural dejarse llevar por las emociones. ¡Si me necesitáis por qué nos pegasteis una patada y nos echasteis! Eso puede estar en el origen de su abstención en el Presupuesto, aunque han estado muy divididos por la cuestión.

El panorama para revalidar el cambio se presenta incierto.

-Sí. No sólo por lo que hemos hecho en el Ayuntamiento sino también por lo que no hemos hecho. Hay que poner el valor el trabajo realizado en la legislatura, porque eso genera confianza en la gente, pero se nota un magma de descontento con lo que no se ha hecho por nuestros rifirrafes personales, como sucedió con el proyecto de Pío XII, donde hubo una batalla personal contra Armando Cuenca por defender la propuesta con los autobuses por el medio, que ahora resulta que es el diseño de la Mancomunidad para el PMUS.

¿Izquierda-Ezkerra se va a presentar en solitario a los comicios?

-Sí. Hemos reeditado el pacto con Izquierda Unida y Batzarre y me presento otra vez como independiente. Hemos intentado por activa y pasiva ampliar esa confluencia, porque nos parece imprescindible que haya una izquierda a la izquierda del PSOE mucho más unida y amplia heredera del 15-M, pero no ha podido ser. No he estado en el día a día de las conversaciones, pero parece que no es el momento.

¿Cuantas listas se izquierda pueden presentarse?

-Veremos. Pero con todo el rifirrafe que hay dentro de Podemos, los líos en Madrid y la decepción por los resultados en Andalucía, donde parece que el votante de izquierdas se quedó en casa, quizá presentándonos por separado seamos capaces de movilizar más votos. Eso es lo fundamental, decir a la gente lo que está en juego y que se movilice.

¿Cree que Ciudadanos y Vox lograrán representación en Pamplona?

-Ciudadanos casi seguro y Vox seguro que lo intentará, porque queda una derecha española que ha estado oculta en el PP y que ahora querrá salir.

¿La salida al conflicto del gaztetxe pasa por cederles otro espacio?

-Creo que no toca ir corriendo a darles un local. Ahora lo que toca es pararse y reflexionar sobre lo que ha pasado. Hay responsabilidades de todos, de unos más que otros, de Geroa Bai desde el Gobierno de Navarra, de EH Bildu desde el Ayuntamiento y de la propia gente que está ahí. Si es cierto que definen su proyecto como político no caben en un local público cedido. Que se compren una sede, que es lo que hacen los partidos políticos. No tiene nada que ver con lo que fue el Euskal Jai o con lo que es la dinámica de la ocupación, con la que estamos de acuerdo, para desarrollar iniciativas que deben ser plurales y abiertos. No parece que sea eso lo que quieren aquí, porque hemos visto colgadas pancartas de etarras.

“Hay que tener una Alcaldía compartida porque no hay un liderazgo claro de un grupo ni en votos ni en concejales”

“Me he sentido ninguneada y zancadilleada, Aranzadi e I-E han sufrido mucho en este equipo de Gobierno”

“Ya sabían que nos iban a necesitar a todos, pero les importó un pimiento

cuando nos expulsaron”

“El alcalde jamás ha impuesto nada a Geroa Bai aunque el resto de fuerzas estuviéramos de acuerdo”

“Me duele mucho que se paralizara el nuevo modelo de la atención primaria, iba a ser modélico y pionero”

“Quizás presentándonos las fuerzas de izquierda por separado podamos movilizar más votos”