pamplona - “Me acabo de encontrar a una mujer saliendo como si tal cosa del Eroski de mi calle (se refiere a Gorriti), cargada con tres bolsas y andando sin problema, y se ha montado en el coche que ha aparcado en una plaza de discapacitados. Y la tarjeta no era suya, sino de un hombre, un familiar digo yo”. Ángel aún se enerva al recordar el episodio, que tristemente se repite cada semana con distintos protagonistas por las calles del II Ensanche. Auténticos “jetas y sinvergüenzas”, así los llama él, que ocupan ilegalmente la plaza de aparcamiento reservada para personas con movilidad reducida, mientras él tiene que dar vueltas para buscar otra o esperar a que hagan el recado y se marchen con total impunidad. Si les pillan, la multa puede ser de 200 euros, pero casi nunca sucede.

Ángel ha tenido más de una bronca en público por recriminar comportamientos así a los caraduras de turno, y cuando su hijo Martintxo, de 6 años, está delante, lo pasa todavía peor: “Él aún me dice: ¿Aita, cuándo te vas a poner bien?”. Ángel Etxeberria fue diagnosticado hace más de quince años con una enfermedad neurológica discapacitante, algo parecido a una esclerosis. No recuerda el año de aquel momento, pero sí la frase: “Etxeberria, tiene usted una enfermedad neurodegenerativa, no tiene cura ni tratamiento. Fue durísimo. Me afecta principalmente a las piernas, al equilibrio”, explica. Pasó del bastón, a los dos bastones, y luego a la muleta, y a las dos, y hace un año se montó en una scooter para personas con movilidad reducida y ya no se ha bajado.

Con la motico se maneja con autonomía en sus desplazamientos diarios, y eso le permite, además, no tener que mover el coche de continuo. “Cuando me llegó por correo la tarjeta de discapacitado para aparcar, quería tirarla, pero ahora me es imprescindible”. Ángel y yo estamos hablando en el Bar Amaya (donde, “por cierto, hemos pedido permiso para la entrevista”, quiere dejar claro, en alusión al episodio de Inda en el bar Koxka). Ángel no ha perdido el sentido del humor y, tras el diagnóstico, ha multiplicado su número de amigos. No hay más que comprobar las muestras de cariño que recibe durante el rato que dura la entrevista.

APRENDER DE IPARRALDE “Es una cuestión de educación, de empatía, de ponerse en el lugar de los demás”, señala Ángel. Algo tan de sentido común, pero que parece no entenderse por estos pagos. El año pasado la Policía Municipal de Pamplona denunció a 383 personas por utilizar estas plazas reservadas y retiró 126 tarjetas por uso fraudulento (el titular ha fallecido o se han manipulado los datos). “Siento vergüenza y asco de la gente de Pamplona”, dice Etxeberria, quien recuerda que hay que tomar ejemplo de los vecinos de Iparralde: “Voy mucho a Baiona y a Hendaia... Allí no tiene nada que ver. La gente es capaz de dejar el coche en triple fila antes que ocupar una plaza para discapacitados”.

Solo en el II Ensanche, donde vive, reconoce que hay ejemplos a diario de aparcamientos ilegales, una sensación de impotencia “que día a día es lo más quema”. Este año ya habrá llamado a la Policía unas “4 o 5 veces. Pero luego voy a llevar al crío a nadar donde la Morea, y ocurre lo mismo con la plaza reservada allí, y cuando voy al cine, pues lo mismo”. En ocasiones, cuando se enfrenta al conductor, hay quien tiene la cara dura de responderle: “Esto es una necesidad, no un privilegio”, y añade una verdad como una casa: “Más tarde o más temprano, a la discapacidad, a la silla de ruedas, podemos llegar cualquiera, por vejez o por enfermedad”.

DEFENSOR DEL SOCIO Hace más de una década, Ángel recibió la incapacidad laboral absoluta. “Daría lo que fuera por volver a trabajar”, dice a sus 50 años. Pero como optimismo no le falta, se apuntó a Sociología en la UNED, a aprender euskera, y ha hecho de su enfermedad una oportunidad para ayudar a los demás. “Llevo a Osasuna en el corazón, y tenía tiempo y ganas de ayudar”. Los compromisarios lo eligieron como Defensor del Socio, un cargo que ostentó entre febrero de 2016 y octubre de 2017: “Me involucré tanto, que me agoté; y el estrés no le va bien a mi enfermedad”. Se enorgullece de haber conseguido rampas de acceso para los socios con movilidad reducida y descuentos para los acompañantes, y se apunta a cualquier causa a la que le llamen: “¿Si tiene algo bueno esta enfermedad? Conocer a esa gente increíble que trabaja por los demás de forma altruista. Siempre he sido solidario, pero esto me ha reafirmado más a la hora de denunciar problemas sociales, pero también injusticias políticas”, como, según quiere dejar claro, el caso de los chavales de Alsasua. Y hoy, domingo, día de la marcha solidaria, quiere mandarles su apoyo.

Del Ayuntamiento y COCEMFE. Hace unos días se hacía pública. No es una zona VIP, es una necesidad es una campaña de sensibilización sobre el correcto uso de las plazas de aparcamiento reservadas a personas con discapacidad.

40 vinilos gigantes. La campaña incluye la colocación de unos vinilos de más de un metro de diámetro en 40 plazas reservadas. Además, personas voluntarias de COCEMFE y empleados de Dornier colocarán 2.000 tarjetones en vehículos aparcados en esas plazas, donde los discapacitados explicarán para qué las usan y cómo un uso fraudulento les perjudica.

“Juan larreta tiene decenas de fotos de estos ‘okupas motorizados”

Ángel Etxeberria quiere recordar que hay otro pamplonés, Juan Larreta, enfermo de esclerosis múltiple y amigo suyo, que ya ha puesto en marcha una campaña de denuncia de estos okupas motorizados. Está recopilando fotografías de ilegales y se le pueden remitir, por ejemplo, vía Twitter a @j_arconada.

200

Aparcar en una plaza reservada conlleva multa de 200 euros y retirada por la grúa. En 2018 se pusieron 383. Usar fraudulentamente la tarjeta de un discapacitado conlleva multa de 500 euros y retirada de tarjeta. En 2018 se quitaron 126 de éstas. l

plazas reservadas

600

Plazas hay en Pamplona para personas con discapacidad, 386 en superficie. Hay 4.101 tarjetas expedidas.