pamplona - Alumna en su día del colegio Alaiz de Barañáin, Itziar Jiménez, de 34 años y vecina del Soto de Lezkairu, tenía claro que quería una educación pública y en euskera para sus txikis. Ella, pero también su compañero, Carlos Jiménez, que a pesar de que venía de Logroño apostó por el modelo euskaldun: Porque “aunque quieran usarlo políticamente” para “nosotros es un bien cultural”, afirma. Sin embargo, aunque su primera hija, Alaine, de 20 meses, ha podido cursar el 0-3 en euskera y seguirá haciéndolo hasta acabar el ciclo, no saben si podrán garantizar el mismo derecho para el txiki que viene en camino, ya que desde el próximo curso en Printzearen Arresi se irá eliminando el euskera. En los años de transición, castellano y euskera compartirán el mismo centro con lo que para Alaine “no se garantizará tampoco la inmersión lingüística”, eso unido a que desconocen si “va a seguir teniendo las mismas educadoras”. Su problemática viene derivada de los cambios “impuestos” por Navarra Suma: “No nos están dando opción de elegir sobre la educación de nuestros hijos, nos la están imponiendo”. “Estamos retrocediendo a pasos agigantados”, y añaden que, por el contrario, a las familias de castellano en la legislatura anterior “se les dio alternativas y tenían un abanico más amplio”, mientras que para ellos solo hay “cien plazas”. La mayoría se quedará fuera.