ese a las acaloradas polémicas que algunas denominaciones de calles han provocado en Pamplona, como el cambio de la avenida del Ejército por el de Catalina de Foix, que Navarra Suma eliminó en cuanto se hizo con la Alcaldía, la realidad es que existen unos cuantos espacios públicos, calles o plazas que no tienen nombre oficial y otros que son conocidos por denominaciones populares fuertemente arraigadas en los barrios al no existir otras mejores.

Una vez recuperado para el Ejército el nombre de la avenida, no parece haber demasiadas prisas en el equipo de Gobierno para ir poniendo nombre al resto de espacios que no lo tienen pese a que el reglamento municipal de Protocolo, Ceremonial, Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Pamplona deja claro de quien es la responsabilidad. En su artículo 15 recoge que la competencia de la asignación de nombre a calles, plazas, parques, paseos, edificios, monumentos y otros espacios públicos es competencia exclusiva del alcalde o alcaldesa. En el mismo articulado se aclara que el expediente se pondrá en conocimiento de la Junta de Portavoces con carácter previo a la resolución de la concesión y ofrece algunas pautas de lo que significa dar nombre a un espacio público al margen de las polémicas que puedan generarse.

Según determina el citado reglamento, la asignación de nombre a calles, plazas, parques, paseos, edificios, monumentos u otros espacios públicos "supone una oportunidad para honrar y reconocer a personas o entidades que reúnen los méritos suficientes", bien sea por servicios o actividades especiales realizadas a favor de la ciudad o por su relevancia en el ámbito científico, cultural o deportivo.

Puede resultar entendible el retraso que se produce en el caso de los nuevos espacios públicos que se están creando en Pamplona, como por ejemplo el nuevo parque en el que se ubicaba el matadero o el de Azpilagaña Sur, que todavía no tienen nombre, y otros en los que habrá que ir pensándolo, como el parque de Txantrea Sur y el de San Jorge; pero en otros casos resulta menos comprensible que a día de hoy carezcan de denominación oficial.

Como ha sucedido tantas veces, la ciudadanía ha optado por tirar por la calle de en medio y hay unas cuantas plazas que se conocen por los nombres que decidieron sus vecinos. En algunos casos, con placa y ceremonial, como sucedió con la plaza de las Pirámides -ya que antes había una estructura que recordaba a esa figura- o la plaza del Euskera, ambas en la Txantrea.

Otros ejemplos son el parque del escaléxtric de Azpilagaña, el parque de los abedules de Mendebaldea, la plaza de la Concordia en Iturrama o el bulevard del mismo barrio. También se encuentran en la misma situación la plaza del Búho en Azpilagaña o la plaza Mochuelo en Milagrosa -en la confluencia entre calles Manuel de Falla y Guelbenzu- que son popularmente conocidas así pero no tienen nombre oficial y por lo tanto no hay placa identificativa.

Tampoco tiene nombre la gran plaza en la que se ubica el centro de salud de San Jorge, ni la plaza central de Buztintxuri, ni la nueva plaza construida en Santa María la Real, paralela a la calle Mutilva, donde hasta ahora había un aparcamiento disuasorio, ni la nueva plaza situada en la urbanización del Sadar, paralela a la calle Aranguren.

Sucede lo mismo con el paseo de Etxabakoitz Norte que no tiene nombre y tampoco tiene nombre el paseo existente entre el edificio Singular y la torre Erroz, o el parque existente junto al IES Virgen del Camino en Txantrea.

El asunto ha sido tratado en numerosas sesiones del Ayuntamiento. En marzo de 2015, los grupos municipales aprobaron por unanimidad, con motivo del Día Internacional de las Mujeres, poner nombres de mujeres a calles, plazas y espacios públicos de Pamplona. Incluso se dieron varias propuestas, pero no se ha avanzado demasiado, como se puso de manifiesto en el último pleno celebrado el pasado 2 de julio, cuando el concejal socialista Xabier Sagardoy volvió a preguntar por los espacios públicos que carecen de nombre oficial.

Según comentó, la dejadez ha llegado hasta el punto de que los parques no tengan nombres identificativos. "A modo de ejemplo hemos criticado que faltan placas para identificar los parques Yamaguchi o Paderborn, que están hermanadas con Pamplona, y también en otros parques tan singulares como Aranzadi", señaló el edil socialista.

Propuestas con nombres de mujeres. Entre las propuestas para denominar espacios de Pamplona aparecían las figuras de María de Lucea (1390), costurera; María Josefa Callís (1800), promotora de Cruz Roja; Francisca Sarasate (1853), escritora; Antonia Aldave (siglo XVIII), comadrona; Emilia Elía García (1884), comadrona; Julia Fernández Zabaleta (1898), maestra; Julia Álvarez Resano (1903), política; Rita Aguinaga Viliato (1912), cantante; Mª Luz Polo López (1967), organista; Mª Josefa Molera (1921), química; o Mª Dolores Jurado Grau (1931), médica/anestesista; o tareas realizadas por las mujeres, como las cordeleras (junto al Caballo Blanco), las carboneras (Portal de Francia, desde el puente de la Magdalena hasta el Portal de Zumalacárregui), las hortelanas (tramo del paseo del Arga desde la Magdalena hasta los fosos al Club Natación), las niñeras o las nodrizas (paseo Taconera) o las mercaderas (Pasaje del Zacatín).