"Conozco muy de cerca el negocio de la joyería. A los seis años ya jugaba con piedras preciosas clasificándolas por tamaños, formas y tonalidades", relata Ana Jordán, tercera generación de los joyeros navarros y dueños de la emblemática Bijoya con medio siglo de vida, que con tan solo 24 años acaba de lanzar Montrey, una marca de alta joyería que apuesta por diseños frescos y juveniles.

Ana Jordán se graduó en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Navarra, donde realizó dos estancias internacionales en Amsterdam y Manila. Debido a su gran interés por el contexto y el mercado internacional, con 21 años comenzó a trabajar para la Embajada española en Filipinas. Tras el breve paso por las islas asiáticas, su siguiente experiencia laboral fue en Madrid en dos consultoras multinacionales de comunicación. Sin embargo, decidió finalizar esta etapa profesional y emprender su propio negocio, Montrey, por dos motivos: "Desde pequeña he vivido muy de cerca el negocio familiar. Los Jordán siempre hemos sido joyeros, pero lo más importante, emprendedores en diversas áreas. Esa inquietud por los negocios la he respirado desde muy pequeña y me ha llamado mucho la atención", explica.

En segundo lugar, la "reciente ruptura" que, según ella, se ha producido entre la joyería y la bisutería: "Veo que la gente ya no sabe qué está comprando. Si baños de oro, acabados, micras, oro de nueve quilates, de 14 quilates... Aquí es donde he visto una gran oportunidad para reivindicar la calidad del oro de 18 quilates, el lujo de tener una pieza de esta categoría pero a un precio justo y real. Muchas veces es el mismo precio que se está pagando hoy en día en el mercado por piezas que, sin embargo, ni siquiera son oro", avisa.

Solo de 18 quilates

Ana explica que todos sus productos están confeccionados en oro de 18 quilates por fabricantes artesanos. "En Montrey sabes lo que compras porque no vendemos nada más que oro de 18 quilates. Esto quiere decir que nuestras joyas llevan un 75% de oro. La máxima pureza, 24 quilates, no es posible en joyería porque sería demasiado blando. El 75% es lo máximo en lo que podemos trabajar guardando correctamente las proporciones. Además, de esta manera, aseguramos la dureza del metal y que cumpla su función antialérgica", explica.

A pesar de que desgraciadamente la tendencia es cerrar negocios en vez de abrir, se ha atrevido a lanzarse a la piscina: "Nunca hay un momento perfecto para emprender. Hoy es el virus, hace unos años la burbuja inmobiliaria y en el futuro puede llegar otra crisis diferente. Creo que en el mercado siempre hay sitio para nuevos competidores si ofrecen un producto de calidad y consiguen llegar a su potencial cliente", finaliza.