- Las murallas de Iruñea albergaban aún excelentes y abrigados rincones para que los cordeleros pamploneses realizaran su trabajo. Ya hemos dicho en otras ocasiones que los cordeleros más reputados de la ciudad eran los de la familia Elizari, y que su lugar preferente de trabajo era la zona del Caballo Blanco. No obstante, existían otras familias que se dedicaban al antiguo trabajo de elaboración de sogas de cáñamo, artesanos que "poblaban" lugares como la ronda del obispo Barbazán o el baluarte de Labrit, que vemos en la imagen de hoy. La fotografía muestra el terraplén interior de la muralla, con el muro del convento de la Merced asomando por la izquierda. Un cordelero se afana en su trabajo, mientras una persona se acerca por la izquierda. Ante ellos, y apoyado artificiosamente en un poste, un hombre uniformado, probablemente un sereno, finge estar leyendo un periódico o gacetilla.'

- Incluso en una zona tan céntrica, en pleno Casco Viejo de Pamplona, el fotógrafo se ve en la imposibilidad de reproducir la foto antigua desde el mismo ángulo, y debe maniobrar para evitar la presencia de vehículos aparcados. Una auténtica pena. Como ya hemos dicho en anteriores ocasiones, el antiguo convento de la Merced, transformado luego en cuartel de Infantería de la Merced, fue derribado en el año 1945, permitiendo la apertura de la plaza de Santa María la Real, que se adivina hacia el fondo. El derribo de las murallas, además, supuso la desaparición de los enormes taludes de tierra existentes hacia el interior de los muros, con lo cual el nivel del suelo descendió varios metros. De este modo, el espacio de 1919 adoptó su actual configuración, aunque el arco en alto y las cañoneras que coronan la muralla nos permiten identificar, sin ningún género de dudas, ambas fotografías.