Natividad Noáin vive en la calle Mayor del Casco Viejo. Todos los años, sin excepción, recibe en su casa a la familia la mañana del 7 de julio. Con unas vistas privilegiadas para disfrutar de uno de los actos más emblemáticos de las fiestas, acostumbran a cantarle a San Fermín durante la Procesión. Después celebran un gran almuerzo en la calle. Hasta que llegó la excepción el año pasado, que ha vuelto a repetirse en 2021 por culpa del coronavirus. Ayer la familia Ciriza-Bretos, sin almuerzos ni cánticos al Santo ni Procesión, pudo reencontrarse con Natividad en su portal. Una de sus hijas, yerno, nietas y nietos posaron para que el fotógrafo inmortalizara el momento.