El encierro, el acto más caótico e imprevisible del mundo, podría servir, sin embargo, para evitar catástrofes y controlar estampidas. Un estudio científico, en el que participan el catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Navarra, Iker Zuriguel, y el también catedrático de física de la Universidad de Navarra, Ángel Garcimartín, ha concluido que a partir de una densidad de dos personas por metro cuadrado y de una velocidad de más de 7,2 kilómetros por hora, en el encierro comienzan las caídas. Y esos datos, que nadie había cuantificado hasta ahora, pueden resultar muy valiosos para diseñar modelos de dinámicas de peatones aplicables a planes de evacuación, por ejemplo.

Iker Zuriguel, de 43 años y físico de la UNAV, explica que su departamento lleva 4 ó 5 años "realizando estudios con alumnos pero sobre evacuaciones. Metíamos a cien alumnos en una habitación y les decíamos, 'salid lo más rápido que podáis'". Eran estudios más "controlados, pero nunca habíamos hecho medidas de nada real, y de hecho éramos bastante reacios, porque somos físicos y nunca nos habíamos animado a hacer medidas de algo que no podíamos controlar", detalla Zuriguel.

Fue en el seno de un congreso sobre dinámica de peatones, cuando un investigador argentino colaborador de su departamento, Daniel R. Parisi, les ofreció realizar un estudio sobre el comportamiento de la masa en la carrera. Se trataba de mezclar encierro, velocidad y densidad. Por eso Iker Zuriguel señala que cuando me lo ofreció este chico, "primero no le hice caso, porque me parecía medir por medir".

El investigador argentino se ocupó de montar las cámaras en el encierro del 2019, del que ahora se concluyen estos datos: "Para nosotros la dificultad era cómo controlar a esos corredores. Nosotros en nuestros experimentos, ponemos a la gente un gorrito rojo y le seguimos a través de un programa informático. En el encierro eso no se podía hacer, porque la gente se cae, se mezcla, se ponen unos encima de otros.... Pero esta persona puso a sus alumnos con el ordenador a poner puntos encima de cada corredor, y a seguir su evolución fotograma a fotograma, y han tardado más de un año". Este trabajo ya ha sido publicado en la revista científica PNAS y está teniendo una gran repercusión. "Me lo mandaron y me dije: ¿Cómo es posible que no haya visto yo esto antes?". Se refiere a las dos conclusiones más importantes a las que han llegado con el estudio: "Siempre en peatones lo que ocurre es que, cuando más gente hay, más despacio andamos", menos en el encierro, "porque la gente está esperando al toro. Hay una proporción de personas que esperan al toro, pero, ¿qué pasa? que cuando llega el toro, es cuando más gente hay y que se pone a correr". Es decir, justo cuando pasa el toro es el momento "de mayor densidad y de mayor velocidad". Eso es lo "curioso y lo contradictorio", Y lo otro es que "dado que se ponen a correr y a altas densidades, ocurre lo que todos sabemos: la gente se empieza a caer".

Lo interesante que puede sacar la ciencia de esto es que, por primera vez, "podemos caracterizar cuándo empiezan a ocurrir las caídas", y "nadie había medido eso hasta ahora". Recuerda, por ejemplo, que en el Madrid Arena, se "cayeron 2 personas y se provocó la avalancha", pero no hay medidas ni estudios de aquello. "Nosotros ahora sí que sabemos, al menos en una situación de bastante alta densidad y alta velocidad como es el encierro, cuándo empiezan las caídas", y lo saben porque como los mozos se ponen voluntariamente a participar, y se caen, pues ya tienen una parte del experimento hecho. Por el contrario, con densidades de una persona por m2, la carrera puede acelerar y discurrir a 18 o hasta 25 km/h. "Sería muy interesante poder llegar a medir estos datos a velocidades más bajas y densidades más altas, algo así como hacer un encierro de caracoles", opina Zuriguel. Y esto podría extrapolarse a planes de evacuación de masas: "Porque es obvio que en una evacuación la gente no se pone a la velocidad del encierro".

En colaboración con otro equipo francés, los físicos navarros están ahora analizando las mediciones del Chupinazo. "El cohete para nosotros es más interesante, porque estamos trabajando en situaciones de mucha densidad. Lo medimos en el 2019, y ahora estamos todavía en fase de estudio, pero aún no tienen conclusiones. A priori, aunque a futuro y más después de esta pandemia las cosas pueden cambiar, hay cifras curiosas: en un metro cuadrado de Chupinazo pueden llegar a concentrarse no ya cuatro personas, como solía creerse, sino hasta 8 ó 9: "Es una barbaridad", señala.

"Este estudio por primera vez caracteriza cuándo empiezan las caídas con densidades

y velocidades altas "

Catedrático de Física Aplicada, coautor del estudio