Zuriñe Úcar Lerga nació en Pamplona en 1960, actualmente reside en el Casco Viejo y cuando va de vacaciones le gusta pasear por las calles céntricas de las ciudades, que "tengan vida" y tiendas locales abiertas. Por eso, no se lo pensó dos veces cuando hace 15 años se percató de que la emblemática Sombrerería Aznárez, en el chaflán de las calles Zapatería y Pozo Blanco desde 1870, había bajado la persiana para siempre. "Esa esquina de Pamplona no podía estar cerrada. Me puse en contacto con la familia Aznárez y llegamos a un acuerdo de alquiler", explica Zuriñe, que regenta la tienda de ropa y complementos Mírate, aunque los clientes de toda la vida, confiesa, se refieren a ella como la antigua Sombrerería Aznárez. "No he conseguido que le llamen por su nombre", bromea.

Mírate mantiene la línea de sombrerería y trabaja con firmas tradicionales como Solid, Costa y Soler y sobre todo la mítica Boinas Elosegui. "Se venden muy bien. Hay gente que sigue viniendo porque ha venido toda su vida, porque compraba su sombrero aquí y le da igual quién lleve la tienda. Tienen el hábito de acercarse, es su sombrerería de referencia", comenta. La tradición y la costumbre tienen tanto peso entre sus clientes que incluso cruzarse el charco no supone ningún impedimento. "Hace unas semanas, vino un señor de unos 80 años desde Nueva York. Te viene con la boinica, que la había comprado hace 30 años, y quiere otra para otros 30. Estas cosas son una gozada, son muy bonitas para nosotras", asegura.

La tienda también conserva, en forma de homenaje y recuerdo, el suelo original de madera -que está enterrado y se observa a través de una cristalera- y los muebles, a los que les han dado otro aire. "Eran de marrón oscuro y no resaltaban. Por eso les dimos una pintura blanca", explica. Como novedad, han pintado el techo de verde y han pegado unos trocitos de cristal. "No se ha caído ninguno", bromea Zuriñe. Mírate también vende ropa -Surkana, Minueto y Santic-, bolsos -Slang y Biba-, paraguas -Ezpeleta-, bolsos, pañuelos y carteras.

Como inquilina de un comercio familiar con 152 años de historia, los dos últimos cierres que acaba de sufrir el Casco Viejo -el Café Roch y la tienda de ropa Zergatik- le han generado una enorme tristeza porque "es un fastidio y da palo. Lo del Roch me toca a nivel personal como a cualquier ciudadano. Sobre todo, porque vivo y trabajo en el Casco Viejo. Pero me ha afectado más el cierre de Zergatik porque antes de que pusieran la tienda de Pamplona -Zuriñe regentó la tienda Cachito de la calle Estafeta- les vendía productos", explica.

En su caso, superó la crisis económica de hace una década, aguanta el temporal que atraviesa el pequeño comercio y parece que ha salido ilesa de la pandemia gracias a la clientela de siempre y a la ayuda de la familia Aznárez, que le rebajó el alquiler. "Se han portado muy bien. Estoy contenta porque todo lo que no sea cerrar es positivo. Hay tiendas de alrededor que no han aguantado y da pena. Queremos que la zona esté viva, que se mantenga un comercio local importante y que la gente venga a pasear, a tomarte un pintxo y también hacer las compras", defiende Zuriñe. Para ello, apuesta por campañas de bonos más restringidas al pequeño comercio y que no se expandan más las grandes superficies comerciales.

152 años de historia

El origen del establecimiento se remonta a 1870, cuando el fundador José María Aznárez aparece en un listado de comerciantes del Ayuntamiento de Pamplona como titular de una sombrerería.

En 1907, José María falleció y el comercio pasó a su viuda, Dorotea Beunza. En esa época, empezaron a confeccionar en un taller sus propios sombreros para hombres y mujeres. En 1934, la familia introdujo artículos de camisería, aunque desecharon la idea en la década de los 60. La sombrerería estuvo abierta en 2002 con Margarita Saldía y su sobrina Marta López de la Peña al frente.