arruazu - Una semana después de conseguir la txapela en el Campeonato de Euskal Herria de perros pastores en Atxondo, en las faldas de Anboto, Aritz Ganboa de Miguel participa hoy en Oñati en el campeonato internacional, donde volverá a medirse con los mejores pastores vascos y también con otros procedentes de Catalunya, Mallorca y Francia. “Ganar es una utopía. Poder participar ya es un premio”, asegura este pastor de Arruazu de 39 años. “Todavía no he demostrado más que un par de actuaciones bonitas. Tengo mucho que aprender de ellos”.

Lo cierto es que será la cuarta vez que acude a un campeonato de perros pastores. Se estrenó el pasado año en la cita de Uharte Arakil con Sua, una hembra de euskal txakurra de Gorbeia de casi 5 años. “Para mí los perros son para el trabajo y no me gustaban los concursos pero me animó José Mari Ustarroz. Fuimos novenos”, recuerda. “Unos meses antes robaron a Sua y apareció en Lasarte 15 días antes de la prueba. Había sido maltratada. Además, no tuvimos tiempo de prepararnos”.

Este pasado agosto volvieron a Uharte Arakil, donde quedaron segundos, detrás del gran Antonio Alustiza, lo que les aseguraba el pase para participar en las dos citas más importantes de Euskal Herria. Y su estreno no ha podido ser mejor. “En la primera prueba estuvimos muy bien, con una diferencia de 7 puntos. Aunque en la segunda fue peor, no pudieron recortarnos”, recuerda Aritz Ganboa. “Es fruto del trabajo de muchas personas”, asegura. En lo que se refiere al adiestramiento de perros, sus dos grandes referentes han sido Alejandro Ibarra, de Lakun-tza, y José Mari Jauregi, de Ilarduia. Además, Sua es una perra que procede de este pastor alavés. “Siempre me han gustado los animales y antes de empezar de pastor hice un curso de instructor adiestrador de perros de muestra”.

PROYECTO DE VIDA Esta afición a los animales y una apuesta firme por vivir en Arruazu le llevó a Aritz Ganboa junto a su hermano Xabier y su primo Aitor Kanpion a montar en 2010 un rebaño y una quesería, Albi Gaztak, con la que han conseguido varios premios. Entonces tenían entre 31 y 22 años. “Decidimos que podía ser nuestra forma de vida. Por ello, hicimos un proyecto integral de pastoreo extensivo con oveja latxa y elaboración de queso DO Idiazabal, un proyecto de vida, que es de lo que se trata”.

Antes los tres se formaron en la Artzain Eskola de Arantzazu. Asimismo, este pastor estuvo en una campaña en un caserío en Bidane, rebaño que llevó a Arruazu y que completó con ovejas de otras explotaciones, todas latxas de cara rubia. “Nos manejamos bien con 350-400 ovejas”, apunta. Desde un principio, se repartieron las tareas. Aritz Ganboa es el encargado del manejo del rebaño y su primo de la elaboración de los quesos. Su hermano se dedica más al trabajo de la tierra, donde practican un pastoreo extensivo con rotación de pastos.

“Nuestro trabajo pivota sobre tres pilares. Uno es el medio en el que vivimos, la sociedad que nos rodea, su cultura y sus recursos naturales”, explica. “El otro es la oveja latxa, animal adaptado a ese entorno que nos permite realizar una actividad rentable, que es el queso y a la vez el otro pilar”. En este sentido incide en que este producto es “la materialización de la apuesta en común de esta oveja, el alimento que llega a los platos, y por tanto a la sociedad”, al tiempo que destaca el trabajo realizado por la DO Idiazabal y Artzai Gazta para poner en valor este producto.

La venta directa es otra parte importante de su trabajo, acudiendo a diferentes ferias de la zona. “Los mercados transparentes son muy importantes para la pervivencia del sector, unos mercados en los que todos salimos ganando”, observa este pastor. Asimismo, realizan visitas guiadas. “Es una forma de transmitir y poner en valor nuestro patrimonio material e inmaterial”.

MENDIKO GAZTA Persona inquieta, Ganboa siempre tiene diferentes proyectos en la cabeza. Ahora está trabajando en que se pueda elaborar en Navarra el queso de montaña, mendiko gazta, un proyecto impulsado por diferentes entidades y enmarcado en el Plan Estratégico de la oveja latxa, dinamizado por el Gobierno de Navarra y Gobierno Vasco. “En Sakana lo está fomentado la Unión de Aralar y la Agencia de Desarrollo de Sakana. Mendiko gazta es una apuesta fundamental que pasa por la voluntad de las instituciones”, señala este arruazuarra. “El gran problema para los pastores es que el acceso a la tierra puede ser difícil. La posibilidad de elaborar queso en la borda haría que gente joven se animara”.

Además, incide en la importancia de las andadas de los pastores en la biodiversidad y en el mantenimiento del ecosistema. “La gente lo puede entender como un paso atrás, como que se quiere estar en el monte solo en una chabola, ordeñando y haciendo queso. Si hay infraestructura adecuada es un paso que muchos daríamos”, abunda.

Al respecto, señala que es una realidad en Europa, sobre todo en Los Alpes, y también en territorios más cercanos como Iparralde y Gipuzkoa.