altsasu - Este año que acaba de empezar Cruz Mari Martínez Larrea (Altsasu, 1955) cumple medio siglo como txistulari municipal en Altsasu. Y es que comenzó en 1969, de la mano de Pedro Rubio y José Urizar. No obstante, según cómo se mire, cumplió cinco décadas este pasado año. Lo cierto es que sumó 50 sanjuanes, sanpedros, fiestas patronales o ferias, entre otras celebraciones de la villa. En el caso de Santa Águeda, otra de las fechas marcadas en rojo en Altsasu, fueron 40. “Desde 1969 siempre he sido txistulari municipal de calendario y compromiso para tocar en las principales citas festivas de Alsasua”, apunta. Este músico celebró este aniversario redondo el pasado 22 de noviembre, festividad de Santa Cecilia, con una cena en la que se volvió a encontrar con muchos de los txistularis y atabaleros con los que ha compartido este medio siglo de andadura.

Su primera salida corporativa fue al domicilio de Jesús Mari Azurmendi, un joven seminarista que iba a cantar misa. También debutaron aquel día Isabel Rubio, Satur Leoz, Miguel Mari González y Raimundo Galarza. “Tenía 13 años y todavía vestía pantalones cortos”, apunta. De aquel día da fe una fotografía que Cruz Mari Martínez guarda con mucho cariño, la primera de otras muchas más. Y es que este txistulari ha estado en todas las grandes citas de este último medio siglo, un tiempo lleno de cambios en los que la tradición de txistu ha seguido muy viva gracias a personas como él.

“Debo decir que el txistu era un instrumento de gran arraigo popular y de gran presencia en Alsasua, muy querido y muy agradecido”, señala. “El Ayuntamiento se preocupaba y cuidaba con especial atención y esmero al txistu y a los txistularis. Se nos facilitaba la sala de música para ensayar, y un almacén propio para guardar los instrumentos. La vestimenta y los propios instrumentos corrían a cargo del muy ilustre”, incide Cruz Mari Martínez.

Su primer sueldo fue como txistulari, 50 pesetas al mes el principio, unos años en los que los txistularis tocaban todos los domingos en la plaza durante los descansos de la banda de música. Además, el compromiso de salidas y actuaciones era más amplio, con 15 salidas al año en la actualidad, porque se incluían más acompañamientos a la Corporación, dianas, dantzaris y otros actos civiles y religiosos. “He tocado el txistu con Ayuntamientos muy distintos y de color político diferente, pero siempre hemos estado por encima de esas circunstancias partidistas”, asegura Cruz Mari Martínez. “Siempre he pensado que nos debíamos al pueblo, a sus fiestas y a sus tradiciones por encima de cualquier coyuntura ideológica o política, y creo que las diferentes Corporaciones municipales nos han respetado y nos han entendido”.

En estos 50 años de andadura ttunttunera ha compartido música con diferentes compañeros y compañeras. “Las ausencias, traslados, compromisos laborales y dimisiones, entre otras cuestiones, han obligado a rehacer y recomponer la banda municipal de txistularis en tres ocasiones”, recuerda.

MÚSICO POPULAR “Siempre me he considerado un txistulari de calle, popular y festivo, al servicio del pueblo y sus gentes”, destaca Cruz Mari Martínez. Al respecto, apunta que “la participación popular siempre ha sido magnífica, pero quizá en los años 70 y 80 la respuesta de la gente era más notoria y más espontánea”. En este sentido, pone como ejemplo la kalejira desde la ermita de San Juan hasta la plaza, o la bajada de San Pedro. “Percibo que hoy en día la consideración que se tiene del txistu y los txistularis desde diferentes ámbitos culturales y municipales no pasa por los mejores momentos”.

En su opinión, para que el txistu siga formando parte de las fiestas y tradiciones de Altsasu es necesario preparar el relevo generacional. “Es una labor que compete al propio Ayuntamiento como primer interesado y también a las escuelas de música o grupos de aprendizaje”, señala. A su juicio, habría que organizar salidas y kalejiras, dianas o danzas entre otras actividades para animar a participar a los jóvenes txistularis con compromisos a un calendario y a un programa de salidas incentivadas.

Por otro lado, pone en valor la evolución que ha tenido el txistu en los últimos años como instrumento, tanto en materiales como afinación o posibilidades tonales, así como las agrupaciones y bandas de txistularis que fusionan y experimentan con otros instrumentos y otros géneros musicales.