Izurdiaga - Desde que era niño a Iker Uribeetxebarria Garmendia (Lakuntza, 1977) le llamaban la atención los graffitis que veía desde el coche a la altura de Lasarte, cuando iba a visitar a sus abuelos a Urnieta. “Eran como un flash, un flechazo de color y de formas.”, recuerda. Con los años, esta afición fue a más, graffitis y sobre todo murales, en diferentes pueblos de Sakana pero también en Pamplona y Vitoria entre otras localidades. Su último trabajo ha sido en Izurdiaga, en la trasera del frontón, un viejo muro que afeaba una zona de ocio y que ahora se ha llenado de color y vida. “Es un txoko muy bonito y pensé que se podía hacer algo”, recuerda. Y es que cuando ve paredes su mente empieza a maquinar diferentes posibilidades para embellecerlas. Así, se puso en contacto con el Concejo y les propuso la idea. “Estoy muy agradecido a la gente de Izurdiaga por su ayuda”, destaca.

Si bien en un principio le plantearon hacer algo relacionado con el auzolan, después de darle muchas vueltas pensó en hacer algo en torno a las mujeres de antes, una imagen que pusiera en valor una labor muchas veces invisible pero fundamental, tanto en el cuidado de la familia, la casa y también fuera , con el ganado y trabajando la tierra. El reto no era fácil, con una pared complicada con contrafuertes que rompían el lienzo. Así, empezó a documentarse en Internet y pronto dio con una fotografía de Nicolás Ardanaz realizada en 1960 con el título Campos de Sarasa, una imagen que transmite fuerza, una mujer que mira hacia adelante mientras guía una pareja de bueyes. “Me entró por los ojos. Además, era adecuada para adaptarla a la pared”, apunta Iker Uribe. No obstante, para llevarla al muro le dio la vuelta. Además, pensó en que la mujer y uno de los bueyes fueran en blanco y negro, al igual que la fotografía original, dejando el otro como una sombra para salvar uno de los contrafuertes. Para darle presencia a la protagonista, la rodeó con masas de colores planos imitando un degradado, como si fuera un atardecer, con verdes y amarillos que representan los campos sobre los que asoman algunas amapolas.

Con la autorización del Museo de Navarra, propietario de los derechos de autor de la fotografía, y preparado el boceto acudió a Pinturas Biurdana, donde suele adquirir el material para su trabajo y le enseñó el boceto a Alfredo Txiki. “¡Es la tía Basi! -me dijo- Me quedé flipado”, recuerda Iker Uribe. Y es que la joven que aparecía en la foto era Basilia Zabalza, una casualidad que dio nombre a una persona por la que se había preguntado pero cuya respuesta le parecía casi misión imposible. Así, contactó con ella para pedirle autorización. “No puso ninguna pega. Es más, bromeo que le sacara mejor”, observa este artista. “Sabía de la foto por una exposición que realizó el Gobierno de Navarra, con la publicación de un libro. Pero lo había perdido”, apunta.

Después de un primer contacto telefónico, pudo conocerle hace unos días en la inauguración del mural, a la que acudió con sus familiares. “Basilia estaba muy agradecida y le gustó mucho. Recordaba cuando le hicieron la fotografía, con 19 años, y como se trabajaba en el campo”, rememora . A modo de agradecimiento este artista le regaló una ampliación de la foto enmarcada.

Ilustrador de profesión, a Iker Uribe le gusta el arte público. “Los murales son una forma de expresar mi creatividad Además, embellece los espacios y llega a mucha gente”, apunta. “Cuando un espacio se modifica también cambia de alguna manera el día a día de las personas que transitan por él”, observa. Además, permite interactuar con el público al que va destinado la obra. “Hay veces que aparece mucha gente y es bonito. La gente participa a su manera”, observa.

En relación a la técnica empleada, explica que al realizar el mural con andamios lo ha hecho a escala a partir del boceto. “No hay perspectiva y es más difícil trabajar a mano alzada. Con elevador si es posible”, apunta. Lo primero fue preparar la pared, de 7 por 10 metros. Después, a rodillo, fondeó con color, para continuar con los detalles a brocha y spray, un trabajo concienzudo para plasmar la luz y el contraste de la foto que da la sensación de volumen frente a un fondo plano.

A la hora de definir su estilo, señala que no se circunscribe a ninguno pero que le gustan las obras coloristas que transmiten alegría. Lo cierto es que el mural ha gustado mucho. “Lo han cogido con gusto, aunque al principio he oído algún comentario de para qué, después, viendo el cambio, han sido todo palabras de reconocimiento”, agradece el artista.