El talo volvió a ser protagonista este domingo en Leitza, un día para salir a la plaza al reclamo de estas tortas de maíz, sabores de antes y de ahora que se mantienen vivos en este pueblo. Y es que tras el parón por la pandemia, poco a poco se va recuperando el calendario de eventos en Leitzaldea y a las puertas del otoño, era el turno del talo, un homenaje a este sencillo alimento que sació muchas hambres y ahora va unido a la celebración.

Cómo es habitual, el Talo Eguna fue en el marco de una feria de producto local y artesanía, 25 puestos en total con una variada oferta de alimentos como verdura de temporada o huevos además de queso, miel, mermeladas o patés para ir llenando la despensa de cara a la nueva estación. La artesanía también era variada, calzado artesano, talla de madera, pelotas, cerámica o joyería en plata entre otras.

Convertido en estrella, el talo iba acompañado de txistorra, queso, tocineta, hongos, gulas, chocolate… algunos de los ingredientes entre los que se pudo elegir ayer. Lo cierto es que está rico con todo. Ayer cientos de talos pasaron por las manos de los y las talogile de la cuadrilla de Kristina Saralegi, un apellido que sabe a talo. Además, cree tanto en su producto que los comercializa envasados al vacío, una iniciativa que puso en marcha el pasado año y que ayer lo quiso presentar en el día grande del talo.

Para transmitir esta costumbre a las nuevas generaciones, hubo un taller en el que más de un centenar de txikis pudieron elaborar sus propios talos. Primero había que mezclar bien los ingredientes: harina, agua y sal para después amasarlos bien hasta que no se peguen. Hecha unas bola, había que golpearla una y otra vez sobre la madera hasta dejarlas fina antes de pasar a la plancha, una tarea que puede parecer sencilla pero que requiere maña y se aprende a base de practicar.

Once participantes en el concurso del talos

Esta celebración también tiene su punto de competición y hace 13 años el Ayuntamiento de Leitza y el Consorcio Turístico Plazaola introdujeron un concurso para animar la mañana además de poner en valor el talo.

Ayer participaron once. Si bien todos tenían un aprobado alto, destacó el elaborado por Maite Agirre, fallo en el que coincidían los tres miembros del jurado: Aingeru Zabaleta, Joaquín Sagastibeltza y Edurne Noriega. A la hora de dilucidarlo tuvieron en cuenta principalmente el sabor además de la textura, forma y presentación. “Lo he hecho como siempre pero algo más grueso porque se come solo. Me gustan más finos pero hay que tener en cuenta que siempre va acompañado de algo”, observó esta leitzarra. Era la tercera vez que se presentaba al concurso. El premio era un precioso delantal elaborada en el talle de costura Ariztela y un cheque de 50 euros.

La feria continuó por la tarde. Además, DJ Porru animó la plaza con música y ambiente festivo.