El encanto que producen las enormes figuras no sabe de edades. Se sabe que su influjo es más directo con los más pequeños, con algunas excepciones que salen corriendo y apretan a llorar, pero también afecta por igual a medianos y mayores, porque ellos también contemplaron alucinados a los gigantes bailar por las calles de Pamplona. Es un hechizo que no tiene fin, un cuento que podría tener el siguiente relato.

CAPÍTULO 1: “LA GRAN FAMILIA NAVARRA”

Érase una vez, ocho reyes que bailaban por las calles de Pamplona. Lo hacían acompañados de gaiteros, tamboriles y txistularis. Cuando giraban y daban vueltas entre sí, sus faldas inundaban las zonas más recónditas de la ciudad. No hablaban pero sus bailes hipnotizaban a todo aquel que los veían, tanto a mayores como a niños, aunque tenían un cariño especial a estos últimos porque les daban fuerzas para mantenerse en pie y para bailar en los diferentes barrios de Iruña. Solían salir de su casa en fechas señaladas, sobre todo del 6 al 14 de julio. Pero no lo hacían solos.

Forman parte de una gran familia, aunque físicamente no se parecen en nada. Los más altos son los reyes. Representan a diferentes culturas, ya que dos son americanos, otros dos asiáticos, otros dos africanos y otros dos europeos. Después están cinco cabezones. Representan la autoridad y siempre están dispuestos a darle la mano a quien se lo pida. También hay seis kilikis. Tienen la cabeza un poco grande y, si no te das cuenta, te pueden perseguir y dar algún vergazo. En la familia no tienen perros ni gatos, pero tampoco se aburren porque tienen a seis caballos llamados zaldikos.

No pueden andar solos y hay personas que les ayudan a hacerlo. Para que las coreografías salgan bien, estas personas ensayan con ellos desde después de Semana Santa. Pero en marzo de 2020 ocurrió algo que nadie hubiera imaginado jamás: una pandemia mundial obligó a que la gente no pudiera salir de casa y los reyes y su familia no pudieron moverse de su vivienda, y tampoco caminar.

CAPÍTULO 2: “BAILE DE GIGANTES”

La pandemia provocó que el mundo parara durante unos meses. No todo fue tan malo porque el planeta pudo respirar y coger aire, y gracias a los científicos, que investigaron sin descanso día y noche, se consiguió volver a la normalidad, aunque con algunas diferencias respecto a la vida anterior.

Así, casi un año y medio después y con gran parte de los navarros inmunizados frente a la covid-19, los gigantes y cabezudos volvieron a andar. Las personas que les ayudaban tuvieron que hacer grupos burbuja para ensayar por si alguno se ponía enfermo para que la Comparsa no se quedara castigada sin salir de casa.

Además, por segundo año consecutivo, Pamplona no celebró Sanfermines. Sin embargo, el Consistorio quiso sumar la presencia de su comparsa a la programación ‘Viva Pamplona viva’.

El espectáculo que realizaron se llamó ‘Baile de gigantes’. La Comparsa estaba feliz de poder volver a bailar. Aunque les gusta más el ras del suelo y sentir el calor de los niños y las personas que les rodean en la calle, se emocionaron en el escenario. Fue un día histórico en el que los gigantes, cabezudos, kilikis y zaldikos volvían a verse las caras con los más pequeños.

Muchas personas disfrutaron de la función y fueron testigos de lo que escondía un misterioso paquete que llegó a manos de Xabier, el protagonista de ‘Baile de gigantes’. El remitente era su abuelo que le hizo llegar unas extrañas figuras y una carta. La carta escondía las vivencias y experiencias del abuelo de Xabier asociadas a la comparsa. En el escenario, los gigantes y las demás figuras le hicieron ver a Xabier la verdadera ilusión que genera la Comparsa de Gigantes y Cabezudos del Ayuntamiento de Pamplona.

Gracias a este espectáculo, 4.000 pamploneses y pamplonesas pudieron disfrutar de la gran familia navarra.

CAPÍTULO 3: “VOLVER, VOLVER”

El padre de Ibón Laspeñas le llevaba de pequeño a ver a los gigantes y recuerda que siempre le llevaba “entre la europea y el asiático”. “Mi padre siempre iba hacia delante mirando y yo miraba hacia atrás. No sé qué tiene la media luna que me cautiva, por eso bailo al asiático”, contaba Ibón Laspeñas. Hoy, Ibón es el presidente de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos.

Todas las personas que forman parte de la Comparsa tenían aceptado que en 2020 y en 2021 no iban a haber fiestas de San Fermín, ni podrían bailar las figuras en otros momentos especiales como San Saturnino. Además, este día era importante porque entraba gente nueva en la organización o las personas que llevaban varios años en cabezas decidían dar un paso adelante y elegían bailar las figuras más altas, los gigantes.

Ibón mencionaba que las personas que forman la Comparsa recibieron la noticia de que podrían acompañar a los gigantes y a los cabezudos “con mucha alegría”. Tenían que ser prudentes y hacer las cosas con calma porque, después de estar dos años sin levantar a los reyes, cualquier cosa, por mínima que pareciese, podría provocar una lesión importante.

4.000 personas pudieron disfrutar del acto aquel 4 de julio de 2021 distribuidas en varios pases, ya que el aforo máximo en ese momento era de 800 personas. Ibón relató que espera que las entradas para el evento se acabasen rápido porque ya había antecedentes. En Tudela, hicieron un espectáculo con gigantes y se agotaron las entradas enseguida. Él no esperaba que en Pamplona fuera a ocurrir tan rápido: “Eso nos hace sentirnos queridos. La gente quiere vernos y nos quiere ver ahí, aunque nos da un poco de pena porque no podemos llegar a todo el mundo”, narraba el presidente.

La Comparsa la forman unas 100 personas, incluidos los txistularis. En ‘Baile de gigantes’ solo estuvieron actuando 35 encima del escenario. La música de los Gaiteros Municipales y de la agrupación de metales hizo vibrar al público en sus sillas lo que provocó que estos no parasen de aplaudir al finalizar la función. Quizás Pamplona nunca había echado tanto de menos a sus gigantes, a sus cabezudos, a sus kilikis y a sus zaldikos.

CAPÍTULO 4: “LLENOS DE ESPERANZA”

Así es como los reyes y las demás figuras salieron de su casa y volvieron a sentir el cariño del público, en especial de los más pequeños. Los ojos de lo más altos y los más cabezones brillaban con esplendor mientras las sonrisas de los asistentes que ocuparon las sillas de la Ciudadela se escondían dentrás de las mascarillas.

Lo que no sabían los reyes, los kilikis Caravinagre, Coletas, Barbas, Berrugas, Napoleón, Patata, los cabezudos Alcalde, Concejal, Abuela, Japonés, Japonesa y los seis zaldikos es que volverían a recorrer las calles de Pamplona y a sentir el calor de los más pequeños antes de lo que hubieran imaginado nunca.

Motivo. Los Gigantes de la Comparsa de Pamplona viajaron a Nueva York y desfilaron por la Quinta Avenida de la ciudad el 12 de octubre, Día de la Hsipanidad, como motivo de la celebración de la clausura de la Feria Mundial iniciada en 1982.

Curiosidades. Los reyes americanos, Toko-toko y Braulia, no pudieron desfilar porque había tensiones raciales en el país y en la ciudad neoyorkina. Recordamos que el 8 de marzo de 1965 tuvo lugar el famoso “Domingo Sangriento”.

Motivo. Los Gigantes de la Comparsa de Pamplona llegaron a la capital aragonesa y se dejaron llevar por las aguas del Arga y del Ebro.

Curiosidades. La Exposición Internacional de Zaragoza (Expo 2008) tuvo como eje temático el tema del “agua y desarrollo sostenible”.

Motivo. En 2010 se cumplió el 50 aniversario del hermanamiento entre Baiona y Pamplona.

Curiosidades. Fue la primera vez que la Comparsa desfiló junto a sus “hermanos” franceses.

100

Son las personas que componen la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona, entre las que se incluyen los txistularis.

Se estima que en 2019, 190.000 personas fueron a ver las salidas de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona

‘Baile de gigantes’ estará en la Ciudadela el 28 de julio (18.30, 19.30 y 20.30 horas) y 4 de septiembre (10, 11, 12, 13, 18.30, 19.30 y 20.30 horas)