lumbier - Los últimos rayos del sol de una tarde de primavera adelantada alcanzan el cristal de la copa de vino que Juan Ramón Ollo Aristu sostiene en sus manos, mientras señala con el dedo y cuenta las lágrimas que descienden por su interior. Son las gotas que hablan de la calidad de los caldos de su bodega.

La mirada joven de su hijo Ibon sigue el recorrido y las palabras de la experiencia que ha heredado de su padre, fundador en 1996 de las Bodegas Aristu, junto con su madre, Agurtzane Jiménez.

Él nació un año antes y el mundo del vino ha formado parte de su vida. Ahora con 24, Ibon Ollo Jiménez se pone al frente del negocio en un momento en el que la apuesta familiar recoge reconocimientos por sus buenos frutos en el campo del vino ecológico en el que han sido pioneros. Fue su bodega la primera de Navarra en elaborarlos. En 1998 certificaron toda su producción con este sello.

“Desde el principio mis padres se decantaron por la agricultura ecológica con la intención de producir uvas naturales y de calidad, respetando la tierra, la flora y la fauna de este territorio que es donde se ubican nuestras viñas. Y así seguimos, dejando a la planta que haga su propio camino, sin sobreabonar ni forzar producciones, cuidando mucho la tierra y primando la calidad frente a la cantidad”, explica Ibon.

Formado en un grado superior de Viticultura y Enología en Logroño, se encarga de la bodega desde hace dos años. “Era algo que estaba ya en mi mente, pero la enfermedad de mi padre adelantó mi decisión”. Asumir esta responsabilidad le ha cambiado la vida. En su apuesta por el negocio familiar en el mundo rural cuenta con la ayuda y referencia fundamental de su padre. Pero el joven llega con su propia energía y nuevas ideas. “Mi aportación es la innovación, desde la imagen, con un cambio de etiquetado con la ayuda de mi madre, mayor promoción en las redes sociales, más presencia en concursos internacionales y mayor comercialización aquí”.

En su afán está mantener y aumentar el patrimonio con nueva plantación de viñas, con la ayuda del Gobierno foral a jóvenes agricultores (PDR 2014-2020) que le permitirá llegar hasta 13 hectáreas. Ahora cultiva 6 viñas, en total 9 hectáreas en propiedad de uva, garnacha y tempranillo, las dos variedades más comunes en Navarra, para elaborar sus vinos de selección: tinto joven garnacha, maceración carbónica sin sulfitos (100% tempranillo), crianza y reserva de garnacha con barricas de roble francés y espumoso a base de garnacha tinta.

“Buscamos los mejores racimos para el mejor vino y lo obtenemos de los dos principios que nos marcamos de primar la calidad, cuidar la tierra y el medio ambiente”.

El tamaño del grano, su corteza que da el matiz al vino, la madurez de la uva... son algunas de las cosas aprendidas. “Cuando los pájaros se acercan a las viñas y comienzan a comer, la uva ya está madura”. Con la transmisión paterna aprendida de la propia naturaleza unida a su forma de trabajar y de organización proyecta nuevos planes de futuro. “Mi idea es aumentar viña y la producción de buena uva, hacer vino especial, de más gama, más vivo y joven con el que llegar a las nuevas generaciones. Trabajamos en un nuevo vino que estará en el mercado en junio”, adelanta.

MEDALLAs DE ORO 2018 fue año de premios para Bodegas Aristu. La compensación al trabajo ha llegado con el reconocimiento internacional: cuatro medallas de oro en dos certámenes en Francia. El primero en Bourdeos, en el Challenge Internacional du Vin con el espumoso Aristu Extra Brut Garnacha.

“Lograr este premio en el país del champagne con un vino espumoso navarro es extraordinario”, expresa el joven. Comparten satisfacción sus progenitores, que lo veían imposible. “Yo lo vi claro, como una gran oportunidad”, añade Ibon. Y el empeño tuvo su recompensa unida a tres medallas de oro más en el certamen Gilbert&Gaillard 2018 en París a sus vinos: Aristu Crianza 2014, Aristu sin sulfitos 2017 y otra para Aristu Extra Brut Garnacha 2014. “Hacerte nombre dentro de este mercado es importante. El vino de Aristu viaja ya por Navarra, a Iparralde, Suiza, Dinamarca, México y Alemania.

El oro es para Juan Ramón la reafirmación. “Parece que hicimos algo bien”, expresa, al tiempo que recuerda agradecido a quien le animó en sus inicios, José Antonio Janices, de Bodegas Beramendi, en San Martín de Unx. Para Ibon las medallas son impulso necesario para seguir creciendo.