Con el interior de los bares cerrados, no parece el mejor momento para abrir un negocio hostelero, pero las ganas que tienen los vecinos del valle de Erro de disfrutar de nuevo del bar-albergue de Sorogain, les ha empujado a Ainhoa Yániz y a Jon Mugerza a abrir sus puertas durante la Semana Santa.

Esta pareja de Pamplona siempre había soñado con regentar un refugio de montaña. Ambos son amantes del monte y de la naturaleza y, aunque su experiencia e inquietud laboral les ha llevado por diferentes caminos, la idea de llevar un negocio aislado del ambiente urbano y ubicado en plena naturaleza siempre les rondaba por su cabeza.

Por eso, cuando una amiga les comentó que había leído en el periódico que sacaban a concurso el albergue, no se lo pensaron dos veces. Entonces a Ainhoa le habían despedido de una empresa en mayo y en septiembre se había matriculado en la UNED en ADE y Jon estaba en paro tras realizar un trabajo eventual en la empresa Volkswagen. "Fue el momento perfecto. No tenemos ataduras, ni hijos, ni hipoteca, y es lo que siempre habíamos querido. Además, siempre nos ha gustado venir por aquí", relatan.

Papeleos

Casi sin esperanzas, tuvieron que pasar 5 meses para que el Ayuntamiento de Erro les confirmara que por fin iban a poder cumplir su sueño.

Desde entonces, han tenido que invertir muchas horas para poner todo a punto y poder abrir en Semana Santa: gestionar su situación laboral para iniciar un negocio, acondicionar el lugar, arreglar la cafetera, tramitar los pedidos, dejar su piso de alquiler en San Juan o dar de alta una línea móvil (662440313). Un sinfín de tareas. "Han sido dos semanas locas, pero nos han ayudado mucho. Estamos abrumados porque lo queremos hacer bien. Quieres que la gente vuelva, que esté a gusto, que no venga una racha de covid que nos haga cerrar", aseguran.

De momento, han empezado con buen pie dándose a conocer entre la gente de la zona. No hay más que hablar con ellos para saber que en su ADN llevan el interés por conocer quiénes van a ser sus vecinos, cómo se vive en el valle o qué historia envuelve a este entorno rural. "Estamos súper ilusionados. La gente del valle es majísima. Estamos sorprendidos del recibimiento, todo el mundo muy volcado, dándonos miles de ideas y con ganas de que esto funcione", confiesan.

En efecto, en la última década, el albergue de Sorogain ha pasado por las manos de varias personas y el servicio se ha visto afectado ante tanto cambio de gerencia. "Para la gente de montaña en Navarra, Sorogain es un sitio especial. Está en la GR11, está al lado del Camino de Santiago y ahora en la Ruta de Ezkaba. Es sorprendente que no acabe de funcionar", indica.

MONTAÑEROS

Con la mirada puesta en este jueves, su idea es ofrecer un servicio básico a aquellas personas que paseen por Sorogain. En la terraza van a colocar 15 mesas y pretenden atender con todas las medidas de seguridad a todos aquellos excursionistas, ciclistas o familias que vayan a disfrutar de la naturaleza. "La idea es que puedas tomarte una cerveza fría y un bocata, a la hora que sea, o un café tempranero antes de salir a andar", dicen. De momento, van a ofrecer comida casera a base de pintxos, bocatas o raciones, aunque más adelante tienen intención de preparar menús más elaborados, con platos de cuchara y productos locales.

Respecto al albergue, actualmente no está disponible ya que faltan unos pequeños arreglos, pero dentro de poco contarán con un alojamiento para 40 plazas. De hecho, ya se han puesto en contacto con algunos clubes deportivos y con algún euskaltegi para poder hacer barnetegis. No sólo eso, también cuentan con una sala amplia para albergar todo tipo de actividades. "Queremos colaborar con gente del valle para que usen el local para sus actividades y que se hagan charlas de micología, manualidades, exposiciones o historia", destacan. Aún más, fantasean con montar un pequeño punto de reparación de bicis o con traer a cantautores para amenizar la estancia de sus clientes.

Ganas no les falta. Y tener una actitud tan proactiva y positiva es un buen paso para tomar las riendas de cualquier negocio. "Somos conscientes de que hay meses de mucho trabajo y otros en lo que no va a venir nadie. Pero somos optimistas de cara al verano porque estos días soleados de marzo hemos llegado a contar hasta 70 coches. A la gente ya no le gusta estar en sitios cerrados, busca poder estar a gusto, al aire libre, sin tener que llevar todo el día puesta la mascarilla", concluyen. Sólo les queda tener suerte.