tudela - Como el propio Eduardo Blanco afirma, Bardenas Reales. En busca de la luz, lejos de ser un catálogo de especies o de rincones manidos y archiconocidos del desierto ribero, se adentra más en el terreno de los sentimientos y de las sensaciones, “es una recopilación de momentos fugaces y emociones vividas con mi cámara durante los últimos 20 años de mi vida”. Este fotógrafo que colabora con una decena de publicaciones, guarda forestal y guía turístico, regala a los amantes de las Bardenas Reales la posibilidad de ver en una sola obra (35,95 euros) todas las imágenes que siempre quiso hacer de este territorio tan retratado como desconocido. Las Bardenas (o la Bardena como se dice en la Ribera) es quizás uno de los territorios más fotografiados de Navarra pero en el libro de Blanco aparece muy diferente. En 20 años de trabajo como fotógrafo y guía, este corellano ha visto todo tipo de luces, colores, y oído sus sonidos y sus silencios, pero ha decidido centrar este libro en la luz. “Lo que más he trabajado es esa luz especial que hay en unos días concretos en algún momento del día. Un amanecer o un atardecer que dura 20 minutos y aparece un color especial, sobre todo en invierno. Muchas veces no lo conseguía retratar pero con cerca de 100 visitas a Bardenas al año al final he ido juntando imágenes que me gustaban durante mis 20 años como fotógrafo”. Asumiendo que muchas se quedan fuera y que “el principal problema era decir cuándo termino de hacer el libro, porque siempre quedan cosas pendientes”, decidió acometerlo. Para darle un guión lo orientó ordenándolo siguiendo las horas del día, comenzando con la noche y el amanecer hasta el atardecer y de nuevo las estrellas. Esta organización lineal tiene, al mismo tiempo un orden siguiendo las estaciones, por lo que hay también imágenes muy espectaculares de cencelladas, nevadas, nieblas espectaculares sobre Piskerra o El Fraile, amaneceres casi africanos o intensas lluvias. Junto a estos paisajes también habitan las páginas las especies que viven en la Bardena: perdices, zorros, mariposas, águilas o búhos, sin olvidar sus usos como los pastores. Todo ello cabe en Bardenas Reales. En busca de la luz. Blanco lo tiene claro, “he querido plasmar las cosas que más me gustan de la Bardena, mi retrato. Dar importancia a los lugares o momentos que me parecen más bellos y representativos”.

En este tiempo el desierto ribero también ha evolucionado, ganando en popularidad y en presencia humana. “Hemos pasado de un momento en que a Bardenas se podía ir a hacer de todo, a lo contrario, hay impedimentos para muchas cosas. Antes casi no te encontrabas con nadie, pero ahora raro es el día que no hay personas o cientos de ellas. El cambio ha sido bastante drástico”.

Con estas circunstancias es más difícil para un fotógrafo de naturaleza encontrar la soledad, algo que tampoco le incomoda, “no es imprescindible pero si estás solo y tranquilo no tienes nada que te despiste. Aún se puede estar en sitios sin que haya nadie, alejado de las zonas típicas”.

Rellenando pequeñas charcas de agua, buscando las que quedan cuando el calor aprieta o estudiándolas ha conseguido retratar magistralmente a animales en su hábitat, pero también analizar las tormentas, las nieblas o los arco iris. “A veces hay fotografías que tienes en mente y tratas de que se den las circunstancias adecuadas, en ocasiones coinciden y en otras no. Aparece una fotografía a un zorrito oliendo una amapola para la que estuve toda la semana yendo desde el mediodía a la noche cerca de la zorrera para hacerla. Esa duró una fracción de segundo aunque parece que el animal se recrea”. Esta joya se puede encontrar en librerías y hoteles de la Ribera, pero también en su web, ebmfoto.com.