Tudela - Cuarenta años después de su muerte por el disparo de un arma de la Guardia Civil el 3 de junio de 1979 y sólo 10 años después de que el Ayuntamiento de Tudela aprobara una moción para pedir que Gladys del Estal fuera reconocida como víctima del terrorismo, la Corporación tudelana decidió cerrar los ojos, olvidar lo que habían votado sus mismas formaciones años atrás y tejer una cortina de olvido sobre su muerte.

La mayor evidencia de que nuevas generaciones que no vivieron aquellos hechos han llegado al Consistorio tudelano se plasmó en el pleno del pasado lunes cuando sólo la concejala Patricia Lorente (CUP) aprobó su propia moción en la que pedían para la joven donostiarra un reconocimiento, dar su nombre a un centro cívico y pedir que se retire la medalla concedida en 1992 al guardia civil que le disparó en 1979 (Martínez Salas).

Solo la CUP votó a favor, I-E y Tudela Puede se abstuvieron y UPN, PPN, PSN y el edil no adscrito votaron en contra alegando que en su día ya se juzgó y que solo querían “resucitar el pasado”, “imponer su relato” o “sobrepasar los límites legales”. Los concejales que integraron esos mismos partidos hace solo 10 años respaldaron una moción menos ambiciosa pero que dio abrigo y calor al recuerdo de la joven donostiarra que con 23 años murió como consecuencia de un disparo de la Guardia Civil en el puente del Ebro por defender una Tudela sin nucleares.

Bien es cierto que la CUP no quiso que la moción se votara por puntos, pero su decisión llegó después de comprobar la postura contraria que, grupo tras grupo, tenían con respecto a sus propuestas.

los votos Sorprendió la oposición tajante de los grupos que votaron en contra, así como la postura de abstención de I-E que durante décadas ha abanderado el reconocimiento a Gladys del Estal y el lunes se amparó en que varios colectivos están ya preparando una acción y que “es la sociedad civil la que ha hecho propuestas de reconocimiento y ningún partido o institución debería arrogarse el protagonismo de esas acciones”. A su juicio debería ser la sociedad quien active esos actos pero “si deciden que haya participación de I-E allí estaremos”, sin tener en cuenta la importancia y el respaldo que tendría que el Ayuntamiento, como ya hiciera en 1979 y en 2004, apoyara un homenaje. Por otra parte, Olga Risueño (I-E) negó la posibilidad de que se diera el nombre de Centro Cívico Gladys a El Molinar porque “ya tiene una idiosincrasia propia y Gladys ya tiene una calle y una placa. No es necesario”.

Rubén Domínguez, de Tudela Puede, recordó que se trata de “un caso de violencia de motivación política” y apuntó que aún no se había dado una restitución a la familia pero no votaron a favor.

Pese a que Gladys murió defendiendo que no se instalara una central nuclear en Tudela, que era pacifista y ecologista, Silvia Cepas (PSN) aseguró no entender “por qué eligen el único centro cívico dedicado al medio ambiente” y señaló que la CUP estaba haciendo un “uso partidista”. Por último concluyó que en cuanto el Estado la reconozca como víctima del terrorismo “actuará en consecuencia, siempre dentro de la legalidad” y recordó que el Gobierno de Navarra quiso hacer un reconocimiento pero “no pudo hacerlo porque era inconstitucional”.

Mucho más contundentes fueron regionalistas y populares. José Suárez (PPN) acusó a la CUP de ignorar “datos relevantes” de aquellos sucesos y les achacó que “a ustedes solo les gusta imponer y que se extienda su relato que es erróneo y tendencioso”. Suárez concluyó señalando que “el uso de la fuerza legítima entraña unos riesgos que a veces resultan dolorosos y ha podido haber accidentes”.

Gloria González (UPN) aseguró no estar de acuerdo con el relato de la CUP, que hablaba de “asesinato” y pidió que se ciñeran a “los hechos probados” por lo que negaron que se produjera tal “asesinato” para concluir señalando que “organizar un acto de reparación va más allá de lo que permite la ley” y que “no tiene sentido el cambio del nombre”.

Por último el concejal no adscrito, Ignacio Martínez, hizo una recopilación de los hechos según la sentencia para concluir que fue un forcejeo y que “siempre están intentado resucitar todo lo que ha pasado”.

en 2004 Hace solo 10 años, en 2004, el PSN, en boca de Javier Monzón, dijo que “el reconocimiento de la ciudad solo ha sido una calle, no muy concurrida y se ha de ser justo con esta situación. Gladys luchaba porque no se instalaran industrias que en nada beneficiaban a esta zona”. Mariví Castillo (UPN) señaló que “estamos moralmente de acuerdo (con la petición de que fuera víctima del terrorismo) aunque nos tenemos que abstener porque tenemos la duda de si cabe ser víctima del terrorismo”. Ese día (30 de mayo de 2004) todos los grupos por unanimidad aprobaron colocar una placa en su memoria en la calle Gladys.

Pese a que el juicio contra el Guardia Civil en 1984 le condenó a 18 meses de cárcel (que no cumplió) y al pago de 2 millones de pesetas a la familia por ser “un disparo involuntario en defensa propia”, la familia siempre dijo que existió “dolo y alevosía” y numerosos tudelanos presentes aquel día señalaron otras versiones distintas a la del juicio. De hecho, el Gobierno de Navarra va a abrir una investigación sobre los sucesos de aquel 3 de junio de 1979. Hace 40 años las protestas convocadas iban a pedir el desmantelamiento del Polígono de Tiro, una petición a la que se sumó una comisión de la Diputación Foral integrada por Jaime Ignacio del Burgo, Jesús Malón (PSOE) y Ángel Lasunción (UCD).

Un suceso traumático. La muerte de Gladys del Estal ha sido el suceso más traumático que ha vivido Tudela en los últimos 40 años. Más de 5.000 personas se reunieron aquel día para protestar contra las nucleares y contra el Polígono de Tiro. Fue el germen para que unos años después se creara la Asamblea Antipolígono y las marchas hasta la puerta del cuartel.

El alcalde. El alcalde socialista de Tudela, Francisco Álava, criticó la cobertura que dio TVE y cómo habían narrado los hechos. El Parlamento de Navarra, presidido por Víctor Manuel Arbeloa, aprobó crear una comisión de investigación.

Cargas. El teniente de alcalde de Tudela, Antonio Bueno, dijo entonces que “me presenté a la Policía como alcalde en funciones pero no reconocían a nadie. Se liaron a dar mandobles y a tirar tiros. Nos dijeron que ellos tenían órdenes y que no podían hacer caso a un alcalde de pueblo”. Los intentos por hablar con el Gobernador Civil o el comisario fueron imposibles. Los altercados se extendieron desde el paseo de Pamplona hasta San Jaime con numerosas cargas policiales.