El bien y el mal, el cielo y el infierno, la virtud y el vicio. Todos binomios de una balanza que la doctrina y la tradición cristianas han mostrado no solo en sus textos, sino también en los retablos o las piedras de sus templos. El de la Puerta del Juicio de la Catedral de Santa María la Mayor de Tudela ejemplifica además la precisión y la gran cualificación de los canteros que dieron forma a las decenas de imágenes que pueblan las dovelas en todo el conjunto de la portada, una de las manifestaciones más reseñables del primer gótico en la Península Ibérica. Clave en el imaginario colectivo de la ciudad e incluso de la comarca, la puerta acaba de estrenar su renovada imagen, después de un largo proceso cuyos cimientos se iniciaron a finales de la legislatura 2011-2015 y que se relanzó definitivamente en diciembre de 2017, cuando se cerró el convenio de colaboración definitivo para la restauración.

La empresa Artyco, con sede en Vitoria (Álava), ha llevado a cabo los trabajos de adecuación de esta joya escultórica, bajo la batuta del Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra, entidad responsable de la redacción del proyecto de intervención y de la dirección técnica de los trabajos.

Un total de 27 profesionales en diferentes áreas (restauradores, historiadores del arte e incluso un maestro cantero) han analizado, valorado y acometido las diferentes fases de limpieza, recuperación y consolidación de cada milímetro de las tallas que muestra la imponente portada. “Lo más importante ha sido el equipo”, señalaba la restauradora Violeta Romero en el acto de presentación del trabajo final, al que asistieron el alcalde de Tudela, Eneko Larrarte, la presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, la consejera de Cultura del ejecutivo foral, Ana Herrera, el arzobispo de Pamplona y Tudela, Francisco Pérez, y representantes de la Fundación Caja Navarra y la Obra Social “la Caixa”. Todos coincidieron en admirar el resultado final de la intervención y valoraron que la puerta de la seo tudelana esté ya lista para mostrarse a oriundos y visitantes tras mucho tiempo distorsionada y maltrecha por el paso de los años y la envoltura de las condiciones climatológicas.

Mimbres de conservación

Información sobre la piedra

Precisamente el deterioro al que durante décadas ha estado sometido el conjunto propició que una de las prioridades de la actuación fuera el estudio pormenorizado y la acumulación de información acerca del comportamiento de la piedra campanil, variedad sobre la que se han moldeado no solo las escenas de la Puerta del Juicio sino también las que se pueden observar en los ya restaurados capiteles del claustro catedralicio, de época románica. La presidenta Barkos, en su intervención del pasado lunes en Tudela, destacaba precisamente que esa información va a permitir contar con “unas pautas de conservación” que serán de gran importancia en futuras intervenciones periódicas de mantenimiento.

Además de las características propias de la campanil, el agua también es un elemento importante en todo este asunto. Para su correcta evacuación se ha actuado también en la propia calle Juicio, renovando por completo el pavimento en base a fotografías del mismo punto fechadas en 1916 y también acondicionando el enlosado del vano de la portada.

Limpieza

Capa a capa

Los trabajos a pie de andamio han durado alrededor de ocho meses. Poco antes de finalizar el mes de junio de 2018, ya se había instalado la estructura sobre la que los profesionales de Artyco llevarían a cabo su labor, zona a zona. Primero, en el rosetón y el paso de ronda que recorre la parte superior del paramento de la puerta. Después, en el alero sobre los canecillos. La fase que quizás había generado mayor expectación entre quienes aguardaban el resultado final fue la de intervención sobre las arquivoltas. Las escenas de cielo e infierno mostraban un estado de deterioro avanzado plasmado en un elemento que destacaba sobre el resto: la costra negra que envolvía a cada figura de la talla. Esa fue la primera de las tareas a la hora de acometer la limpieza, comenzando por la actuación con cepillos, espátulas y aspiración. Los técnicos avanzaron estrato por estrato, deteniéndose con calma para analizar y valorar si era más conveniente conservar o retirar la capa en cuestión.

Tras la retirada de esa costra superficial, llegó el momento de intervenir con láser, microproyección y bisturí, en función del estado de cada zona. De esta forma afloraron los restos fragmentarios y parciales de la policromía original, uno de los aspectos que mayor complejidad revestía dentro de todo el proceso de recuperación de la talla primigenia. Finalmente, y si el ojo del observador de la puerta es perspicaz y clínico, quienes se acerquen a contemplar el conjunto de la portada podrán ver algunos leves detalles en color, tales como trozos de barbas, indumentarias o rostros de los diferentes personajes que protagonizan las escenas. Son restos sutiles, pero que dan cuenta de lo que pudo ser esta obra en todo su esplendor varios siglos atrás.

Finalmente, se procedió al rejuntado de las piezas y al sellado de las fisuras en las diferentes partes de la talla. Además, la restauración ha incluido la instalación de un nuevo sistema de iluminación que realzará la monumentalidad del conjunto una vez se vaya apagando la luz del día.

Quienes paseen a diario junto a la Puerta del Juicio, quienes la visiten por su interés cultural o quienes simplemente vayan de paso tienen ahora la oportunidad de ver recuperado el esplendor de esta destacada manifestación artística, en ocasiones relacionada por los expertos con algunas obras singulares del norte de Francia. “Un regalo muy especial”, como definió la presidenta Barkos en su intervención. Probablemente los maestros escultores que le dieron forma dentro del primer cuarto del siglo XIII no imaginaron jamás que, centenares de años después de su impronta, el ser humano sería capaz de reavivar el legado de la piedra. Ahora, el juicio final reluce con un brío que parecía perdido. El símbolo patrimonial más icónico de la capital ribera brilla de nuevo.