on la idea de emplear la música como un vehículo de conexión que uniera a alumnos y profesores, el director de la Escuela de Música de Tudela y del Conservatorio Fernando Remacha, Diego Ramírez, ha creado una pequeña pieza para que sea interpretada por la orquesta joven de la escuela durante el confinamiento. La partitura y la actuación será dada a conocer hoy en redes ya que el profesor de percusión y nuevas tecnologías Igor Escalona ha tenido que realizar un intenso trabajo de acoplamiento de los audios y videos que los cerca de 40 alumnos y 20 profesores que han participado han grabado en este tiempo. Como explicó Diego Ramírez, "no hay nada profesional en nada de esto, los audios se han hecho como se ha podido, el padre sujetando el móvil, el alumno con una mano..., no es tanta la calidad de lo que se espera como el hecho de hacerlo todos juntos. Buscamos un sentimiento de unidad, no una gran composición, ni una gran interpretación, sino una gran comunión que es lo que vamos a intentar conseguir". De hecho, al valor simbólico se añade el hecho de que "los alumnos que han participado son en realidad una avanzadilla de los 550 de la Escuela".

Como inspiración, el director del centro, autor de la obra de unos dos minutos de duración, buscó una frase, "Tras el cristal" y se la envió a Mikel Arilla para que la completara y sirviera de inspiración a la hora de interpretar. El resultado final fue "Habrá luz, tras el cristal", "esa frase es la que nos guía por toda la composición".

El proceso ha sido muy complicado dada la situación actual y se ha podido realizar gracias a la buena voluntad de las familias y al intenso trabajo de Escalona que ha conseguido cuadrar los sonidos y los vídeos en una creación que ha sido realmente complicada, ya que los intérpretes solo conocían su parte, e ignoraban, por completo, la composición global. "Cada alumno nos manda la foto, el vídeo, el audio, bueno en realidad varios vídeos y varios audios, porque no tienen certeza de qué va a cuadrar en el todo. Nosotros discriminamos algunos porque no todos tiene la misma calidad y los montamos como en un puzzle", explica Ramírez. Lo que tienen claro es que "si no es en el audio, será en el vídeo, pero todos van a participar. Ha sido mucho el esfuerzo que han realizado".

Esta experiencia, vivida como una comunión de esfuerzo y espíritu, era un objetivo en sí mismo, ganar en unión en estos días de sensaciones comunes. "Tengo las sensación de que estábamos muy cerca y muy alejados y quería que la música fuera un vehículo que nos conexionara a todos. Para eso teníamos que tener una idea común, salir todos juntos y todos adelante. Nosotros, que nos cuesta más expresarnos con palabras, queríamos hacerlo con música, que todos los alumnos y profesores entendieran que estamos juntos en esto y hacerlo juntos, creando desde la nada, era una buena manera. Cada alumno y cada profesor no sabe el resultado final. Forman parte de un todo, pero no saben qué interpreta el resto, ni se imaginan cómo puede quedar".

La pieza será colgada hoy en redes y se podrá ver el resultado final en el que han tomado parte unos 40 alumnos y alumnas, 20 profesores y profesoras, con una veintena de instrumentos diferentes: de cuerda frotada, viento madera, viento metal, guitarra, bajo eléctrico, marimba acordeón y piano.

Ramírez ve en la situación actual, una especie de "salto al futuro" por el cual, la enseñanza va a cambiar, "me da la impresión que después de esto, no todas las clases van a ser presenciales, por ejemplo, para estudiar en el Conservatorio de Pamplona no siempre será necesario la clase presencial. Es una impresión a futuro. Hemos tenido que aprender a marchas forzadas". Desde el primer día del confinamiento el Conservatorio y la Escuela de Música comenzó con sus clases telemáticas. "No todos tienen los medios para hacerlo, es un handicap que hay que superar y ahí es donde se hace presente la brecha digital. Cada uno se ha establecido un horario de 5 a 6 de la tarde y es lo que hacemos. Es cierto que hay alumnos más disciplinados que otros".