Tudela - "Nos ha dado una lección de vida y de fuerza", reconocía ayer, Miriam, la sobrinanieta de la cascantina María Miramón después de que el miércoles saliera de la habitación de la residencia Nuestra Señora del Rosario de Cascante. A sus 95 años de edad, María ha afrontado con entereza y un enorme coraje un largo proceso de curación del coronavirus que le ha llevado a pasar 22 días en el Hospital Reina Sofía de Tudela, y 15 más en una habitación de su propia casa, aislada del resto.

María fue, sin duda, una de las primeras personas en ser diagnosticada por Coronavirus en la Ribera dado que fue el 9 de marzo (una semana antes de que se pusiera en marcha el confinamiento) cuando se lo diagnosticaron. Según recuerda Miriam, farmaceútica de profesión, "vivía sola en casa, con una cuidadora, y tras ver varios días que se mareaba avisé al centro de salud de Cascante para que se pasasen porque veía que llevaba varios días que no se encontraba bien. Fue el médico y al tiempo me llamó y me dijo que le iba a mandar a Tudela porque la notaban muy sofocada, que le costaba respirar y que estaba fatigada". Así pues, en Tudela al ver que tenía problemas respiratorios decidieron hacerla la prueba del COVID-19 y le aislaron. "Al día siguiente nos llamaron de Salud para decirnos que mi tía había dado positivo en coronavirus. Yo creo que fue de los primeros casos", recuerda Miriam. La sorpresa fue mayúscula porque "mi tía no salía de casa. ¿Cómo iba a tener coronavirus mi tía?", analiza. Siguiendo las instrucciones de Salud realizó una lista de todas las personas que habían estado con ella en la última semana, "mis padres, la cuidadora, el fisio, las personas que le llevaban la compra, los médicos y yo. No hicieron prueba a nadie, nos dijeron que mientras no hubiera sintomatología que hiciéramos vida normal".

El susto fue muy grande porque "mi padre había estado con ella en el hospital y con él vive también mi abuela, la hermana de María. A los médicos del centro de salud nadie les avisó desde Salud y se lo dije yo, tras lo cual se cogieron la baja durante 15 días para no correr riesgos porque habían estado pasando consulta todo el día".

En el Hospital Reina Sofía sufrió altos y bajos, aunque no llegó a ingresar nunca en la UCI. Trataban de tener todos los días noticias pero "era muy al principio y estaban desbordados. Había dos médicos, si tocaba el que era más humano llamaba, si no teníamos noticias". Recuerda que "al principio estaba muy desorientada y nos decía, os tengo que contar muchas cosas, porque aquí hay gente muy extraña", decía rodeada de enfermeros con trajes de protección. Cuando entró casi no se había propagado. La situación empeoró hasta el punto de que les indicaron que "nos preparáramos para lo peor, que mi tía estaba muy mal".

A los dos días llamó otro profesional y les dijo que por qué no llamaban a su tía "¿me está diciendo que mi tía puede hablar por teléfono?, le pregunté. Entonces nos enteramos que había mejorado mucho y que podía hablar, lo que no quería decir que no pudiera empeorar". En esa montaña rusa de emociones, pasaron los siguientes días, las enfermeras que le daban de cenar llamaban por teléfono y le ponían el auricular a María en el oído.

El 27 de marzo salió finalmente del Hospital y la familia decidió ingresarla en la Residencia para que la cuidaran y pasara allí los 15 días de aislamiento. "En la residencia ha dado un cambio tremendo. Se han portado increíble. A nivel de instalaciones, como la residencia tiene sus años tienen limitaciones, pero a nivel de calidad humana lo dan todo y se lo merecen todo", añade Miriam.

La Residencia Nuestra Señora del Rosario de Cascante a día de hoy tiene a todos los residentes con negativo, tras haber realizado las pruebas, menos a uno, que lo darán de alta la semana que viene. Asimismo también los trabajadores han dado todos negativo.