erdura, Semana Santa y comuniones, las tres patas para mantener los restaurantes de la Ribera se hundieron cuando el 14 de marzo anunciaron el inicio del estado de alarma y el obligado cierre de los comercios de hostelería. En mejores o peores condiciones, para todos supone una gran incógnita saber qué pasará a partir de ahora y en qué condiciones podrán volver a abrir. En lo que se muestran de acuerdo es en que con un aforo del 50% es imposible mantenerse abiertos. Para Luis Salcedo, jefe de cocina del Restaurante Remigio de Tudela, "abrir a un 40 ó 50% es inviable. A un 70% aún se puede pensar, pero eso ya sería en la fase 3. Antes de mediados de junio, imposible. Dado que estamos de obras solo podemos funcionar con el comedor de siempre, que tiene una capacidad de unas 90 personas. Si damos a 35-45 personas, mantener la plantilla es complicado porque los gastos son bastante importantes. Hay que tener cautela y paciencia, porque no se sabe siquiera si va a haber vuelta atrás en las fases".

Julio Sanz, del Restaurante Iruña de Tudela, dice que "parece que a partir del 25 podremos abrir con la mitad del aforo. A ver cómo nos dejan ir sacando a los trabajadores poco a poco del ERTE, porque la verdad es que hasta que no haya una vacuna o un medicamento está todo muy incierto y no creo que volvamos a trabajar como antes. Nosotros tenemos un aforo de unas 100 personas y habría que ver cómo se funciona con la mitad".

Tanto Julio como Luis aseguran que el parón fue un palo muy grade porque se acercaban las mejores semanas del año a nivel de ingresos y de reservas: Jornadas de las Verduras, Semana Santa, comidas de antiguos alumnos, celebraciones, comuniones, fiestas de Tudela... "Venía la mejor época del año. Los tres fines de semana de la verdura, en medio Semana Santa y después las comuniones. Fue un shock pero nos adelantamos. Un día antes del estado de alarma habíamos hecho limpieza general y decidido cerrar unos días porque se veía que venía algo fuerte. La comida que teníamos la envasamos al vacío y lo guardamos en cámaras. Con lo que no pudimos guardar hicimos una comilona para los 14 compañeros del restaurante y el resto se lo llevó el que quiso", rememora Julio.

La situación del Remigio es diferente. Metidos de lleno desde noviembre en obras para ampliar sus instalaciones, especialmente el hostal, estaban a punto de reabrir sus puertas para aprovechar la temporada de marzo a octubre "con la intención de salvar el año, algo que ya sé seguro que no vamos a lograr". Luis Salcedo recuerda cómo "justo íbamos a abrir el restaurante, porque el hostal ya estaba abierto. Teníamos reservas de todo tipo para muchos días y empezamos a recibir llamadas para anular y al final decidimos llamar nosotros al que no lo había hecho. Veíamos que iba para largo y anulamos abril entero a expensas de lo que pasar en mayo y finalmente también lo hicimos con mayo y junio". El Remigio estaba en un ERTE por las obras y trabajaban unas 10 personas por el hostal, si bien la plantilla era de 17, aunque en diciembre llegaron a estar 28 personas. "Para el día 23 estaba a punto de haber hecho 6 contratos más, pero ya cerraron todo", explica.

A partir de ahora "incertidumbre" es la palabra que acompaña a cualquier pregunta sobre el futuro. En el caso de Luis, tienen la intención de esperar hasta bien entrado junio o julio "para ver cómo va la situación" ya que, en su caso, no han de hacer frente a hipoteca ni alquiler. "Es muy difícil saber lo que vas a hacer porque nadie da certezas. Cada día que pasa es una situación diferente. Lo que es seguro es que el futuro del sector es incierto, depende de rebrotes, restricciones... Desde mi punto de vista el que salve los gastos se puede dar con un canto en los dientes".

Julio, al frente del Iruña decidió explorar la vía de la comida para llevar y desde hace unas semanas él y otra persona en cocina se dedican a preparar menús de fin de semana por 25 euros, del día por 14 euros y también a la carta. Los comensales deben ir a recogerlo. "La verdad es que está funcionando bastante bien para ser algo nuevo. De momento estamos dos, uno en la cocina y yo entregando. Estamos probando y si vemos que la cosa sigue bien, se implanta y tiene aceptación iremos sacando a más gente del ERTE".

Pero el problema no viene solo de sus negocios, sino también de la situación económica general, dado que si las cifras de paro suben mucho es de lógica que la cantidad de visitas a los restaurantes se reduzcan. "Si al final la economía va a quedar tocada no es lo mismo vender un menú del día que una carta. Habrá que hacer números y analizar bien porque se vecina un mal momento para el negocio", indica Julio. Para Luis "en estos 6 meses la gente va a seguir trabajando, al estar las empresas obligadas a mantener plantillas y se podrá salir, pero a ver entonces, si sube el paro y hay poca gente con ingresos...".

Junto a estos factores, la ausencia de turistas de Cataluña, Gipuzkoa y, sobre todo, Francia y el temor de los más mayores a salir a la calle, "que son quienes pagan en las comidas familiares", terminan de dibujar un panorama bastante negro. Pese a ello, los dos aseguran ser siempre "optimistas", "nos va a costar salir adelante, pero saldremos", afirma Julio, "el mayor problema será que la gente pierda el miedo", matiza Luis.

"Desde mi punto de vista, el restaurante que a final de año salve los gastos se puede dar con un canto en los dientes"

"En estos 6 meses la gente seguirá con trabajo y consumiendo, habrá que ver qué pasa a partir de diciembre"

"Abrir el restaurante a un 40% o un 50% del aforo es inviable"

Hostal y Restaurante Remigio

"El parón fue un shock. Hicimos limpieza y con lo que sobró preparamos una comilona para los 14 compañeros"

"Si la economía va a quedar tocada no será lo mismo vender un menú que una comida de carta"

Restaurante Iruña