l domingo 11 de julio se conmemorarán los 100 años de la inauguración del primer quiosco que presidió la plaza de los Fueros de Tudela y que, después de un siglo de historia, se ha convertido en unos de los grandes símbolos de la ciudad.

Antes de su construcción, la parte central de la plaza la ocupaba una fuente monumental, fabricada en Londres a finales del siglo XIX. Estaba pintada de color verde y tenía una poza circular de cuyo centro surgía un cuerpo con varios pisos en forma de bandejas hasta terminar en un alto surtidor en forma de lirio. El agua se iba derramando de una plataforma a otra hasta quedar remansada en la poza. La fuente estaba adornada con finas cigüeñas en los pisos más elevados mientras que, en la parte inferior, varios ángeles vertían agua continuamente de unas vasijas. Un farol de aceite remataba esta fuente que los tudelanos bautizaron como Fuente de los Angelotes. Ensalzó el centro de la plaza de los Fueros durante más de tres décadas hasta que en 1921 se colocó en el centro del Paseo Marqués de Vadillo (actual Paseo de Invierno).

Para entonces, el Consistorio tudelano ya había encargado a Nicasio Martínez, José Calonge y Santiago Marsellá el proyecto de construcción de un quiosco para la plaza de los Fueros, cuya función principal debía ser acoger las actuaciones de la Banda Municipal de Música durante las fiestas patronales. Hasta ese momento, lo que hacía el Ayuntamiento era encargar uno provisional de madera para los meses de verano que se colocaba sobre la conocida Fuente de los Angelotes. Este templete servía de escenario para las distintas actuaciones que se llevaban a cabo durante julio, agosto y septiembre, y cuando llegaba otoño se desmontaba.

La inauguración el 11 de julio de 1921 del nuevo quiosco de la plaza de los Fueros acabó con la instalación de esos tablados provisionales. El templete, completamente original, se construyó sobre una planta octogonal de piedra sobre la que se levantaban las ochos columnas de hierro que sujetaban el techo de la estructura. Precisamente, bajo su cubierta aparecían, como en el actual, los apellidos de cuatro de los músicos navarros más conocidos: Joaquín Gaztambide, Pablo Sarasate, Hilarión Eslava y Julián Gayarre.

El monumento, protagonista indiscutible de La Revoltosa, uno de los actos más emblemáticos de las fiestas de Tudela, y punto de reunión para actos de todo tipo, ha sufrido numerosas rehabilitaciones durante estos cien años de historia hasta que en 2002 desapareció para dar paso al nuevo. Corría el 18 de septiembre cuando, con las primeras luces del día, las grúas comenzaron a desmontar el antiguo quiosco de la plaza de Los Fueros para seguir con el proceso de peatonalización del centro de la ciudad. Aquel día se cortaron los barrotes para poder bajar el techo del templete, pensando que se podría reutilizar. El mal estado del hierro finalmente desechó esa posibilidad y se acabó realizando uno nuevo.

La principal novedad de este quiosco, que se inauguró el 9 de julio de 2003, se encuentra en su base, formada por una cristalera que permite ver la sala de exposiciones octogonal que se creó aprovechando el espacio que anteriormente ocupaban los baños públicos. También se modificó el color, pasando del verde original de las columnas y el techo al gris oscuro actual.

Pero no todos los cambios que se llevaron a cabo se mantienen a día de hoy, ya que los vidrios instalados en la parte superior a modo de barandilla acabaron siendo sustituidos solo un año después. La razón: que la nueva cristalera sólo permitía interpretar la tradicional Revoltosa a 30 de los más de 40 miembros de la Banda Municipal de Música y perjudicaba a la acústica, ya que el sonido de algunos instrumentos rebotaba en el vidrio.

Al final, el 24 de julio de 2004, coincidiendo con el inicio de las fiestas patronales el quiosco lució un renovado aspecto tras someterse a su último lavado de cara para recuperar su habitual estética y funcionalidad. Se instaló una barandilla realizada en acero, compuesta por dos hileras de barrotes superpuestos, donde la inferior sobresale ligeramente. Este forjado se desplazó unos centímetros hacia el exterior para dotar a la base del templete de una superficie mayor, que permite a la Banda de Música actuar sin dificultad de espacio. De la misma forma, con la instalación de esta nueva balaustrada se eliminaron los problemas de reverberación de sonido que ocasionaban los cristales.

Sin embargo, poco tiempo después, todavía hubo que llevar a cabo una última actuación para arreglar las filtraciones de agua que se estaban produciendo en el sótano del quiosco. Hubo que levantar las baldosas para colocar una tela asfáltica que impidiera que el agua se filtrara al piso inferior.

Exposición. Una muestra de fotos sobre su historia, que tendrá lugar en el mismo quiosco, abrirá hoy la programación preparada por el Consistorio para conmemorar el centenario de su inauguración. Se podrá ver hasta el próximo 9 de julio.

Visitas guiadas. Se explicará la historia del quiosco en la plaza. Son gratuitas (máx. 18 personas). Del 5 al 9 de julio (19.00), 10 (12.00 y 19.00) y 11 (10.00 y 12.00).

Concierto gratuito. Tendrá lugar el 11 de julio en la plaza (20:00). Participará la Banda de Música con joteros, gaiteros y dantzaris de Tudela. Aforo: 350 asientos.