Este domingo 26 de enero, DIARIO DE NOTICIAS, ofrece un libro de una treintena de rutas por el Parque Natural de Bardenas, de la mano de Gorka López. A través de sus páginas se puede descrubrir un territorio tan gran como desconocido, tan fotografiado como ignoto, donde quien se adentra en él puede creer, por unos momentos, que es la única persona en el planeta. Más allá de la Bardena Blanca, de Castildetierra, de Piskerra, de la Ralla y el Rallón, existen otros parajes que al visitante que se aleja de las rutas turísticas no le dejarán indiferente. El autor, Gorka López, es un habitual de los libros de rutas, de viajes y de las guías y, antes de realizarlos, camina y vive los lugares para tratar de transmitirlos al lector. En su trabajo, López acumula infinidad de artículos y reportajes publicados en distintos medios, así como más de una docena de libros sobre montañas y viajes.

Conoce paisajes, lugares, montañas y bosques de toda Europa ¿qué apreció de Bardenas? ¿qué le llamó la atención?

Ya las conocía, pero de Bardenas tenemos un estereotipo limitado que se ciñe a las escenas áridas de monolitos retorcidos de la Bardena Blanca. Tanto con este libro como anteriormente trabajé en planos cartografiados de Bardenas, pero me sorprendió mucho la diversidad que hay. No se ciñe a ese paisaje desértico, árido, sin vegetación. Está la Bardena Negra con barrancos boscosos, lagunas, el Plano, que cuando florecen los sembrados está verde salpicado de amapolas... Lo que más me chocó es que vas con la idea preconcebida, que se llevan muchos turistas que están un día, entran por abajo y salen por arriba, rodean la pista del campo de tiro y creen que eso son las Bardenas Reales. Pero sin duda son algo bastante más amplio.

La Bardena Negra es una de las grandes desconocidas. Ahora que la ha caminado, ¿cree que tiene incluso más atractivo que la Blanca árida?

Yo creo que si. Porque es otro paisaje muy diferente. Barrancos con pino carrasco, vegetación de matorral… Tiene su atractivo paisajista porque tiene formaciones moldeadas por la erosión, pero tiene un manto vegetal muy interesante y la presencia de aves es importante. Puedes encontrarte una balsa en medio de la nada y tiene una serie de planas que cuando las recorres por la cornisa te conceden unas vistas generosas tanto hacia los Pirineos, como a la Bardena Blanca o mirando a la Ribera del Ebro. Me parece que es la gran desconocida, con respecto a la más fotografiada y visitada Bardena Blanca. Creo que hay un fallo en las visitas que se organizan. Se limitan a trazar una línea en la Blanca; han estado dos horas y creen que han estado en las Bardenas, se sacan una foto con Castildetierra, ven Piskerra a la derecha y se van. Quizás porque va asociado a una visita rápida que empieza en Tudela y acaba en Olite, pero a mí me parece en esa visita se queda mucho por descubrir, lugares como el Vedado de Eguaras, el Rincón del Bu… vas y no hay nadie y en los otros sitios tienes que hacer cola. Pero eso es un mal endémico que también pasa en los Pirineos.

En sus libros valora especialmente la soledad. Bardenas aporta mucho en ese sentido, quizás más que otros paisajes, y el silencio que se percibe en estos paisajes también es muy distinto a otros lugares más verdes y con más vida

Sí, excepto cuando sopla el cierzo o pasan aviones… Sí. Tienes razón. Cuando una persona se adentra en la naturaleza huye de las masificaciones de la vida diaria, un momento de estar contigo mismo y en un entorno natural. Disfrutar del paisaje, de la vegetación y de los animales. Bardenas, si sales del circuito turístico, a poco que lo hagas, estás en absoluta soledad. Mientras realicé las rutas para el libro hubo días que no ví un alma y es una sensación muy agradable porque te da la posibilidad de percibir el paisaje en el que te adentras en su totalidad.

¿Cuánto tiempo de trabajo hay detrás de la preparación y realización de este libro?

El libro en sí empieza bastante antes de plantearlo. Unos 3 ó 4 años antes de empezar con el libro estuve 5 ó 6 meses para cartografiar Bardenas para Sua. Por eso cuando me plantearon el libro dije, ‘genial, ya conozco el espacio, sé lo que quiero plasmar’. Por eso el libro costó menos tiempo, pero estuve fácil medio año de trabajo de campo. Siempre hay cosas que se tuercen, hay batidas y tienes que cambiar el plan, la meteo se equivoca o el cierzo que me volvió loco y me acabé yendo porque no podía andar. En este caso hicimos un capitulo también sobre el entorno de Bardenas, tanto de enclaves naturales como una guía de viaje cultural y esa parte conllevó que se alargara un poco más en el tiempo. En las guías turísticas, si quieres hacerlas bien, has de perderte un poco en los sitios, callejear y no fiarte demasiado de otras guías que existan, ya que a veces dicen cosas que no son correctas y no las descubres si no te pateas el lugar.

Los campos de cultivo que separan el Ebro de la Bardena Negra. Gorka López

Por lo que cuenta vivió y sintió la dureza del cierzo que le hizo pasar malas experiencias…

Si. Yo creo que era Primavera y se veían al fondo los Pirineos nevados. Era un día raso estupendo y tenía que llevar cortavientos, jersey, doble camiseta, mallas y los guantes porque me arrancaba la piel de las manos. Yo apunto todo a mano en un libreta y tenía las manos completamente rojas. Me tuve que ir.

¿Cómo eligió las 28 rutas para el libro?

A la hora de diseñar las rutas parto de un trabajo de diseño en casa sobre un plano cartográfico y veo si hay un camino, un barranco, un promontorio, buenas vistas… y te guías también por lo que ya conoces un poco. Hay un elemento que es el trabajo de campo y que, según vas haciendo, muchas veces cambias de rumbo y ves que no tiene sentido o descubre una balsa, un rincón, un barranco… Son los elementos con los que trabajo siempre, primero un trabajo previo y luego el elemento sorpresa.

¿Cuál es la mejor época para poder realizar las diferente rutas y excursiones? En verano es complicado y en invierno tampoco es fácil...

Yo creo que Primavera y Otoño son las más adecuadas. Entre marzo y mayo, principalmente, creo que es la época más adecuada. Además cuentas con un elemento visual añadido que es muy atractivo. Gran parte de la Bardena está sembrada y en esos meses, cuando reverdece, es un vestido nuevo para la superficie que solo la vas a poder ver en esa época del año. Por otro lado, la vegetación, la flora luce de otra manera que en el resto del año. Si no sopla mucho el cierzo y las temperaturas son agradables, las rutas son muy adecuadas para andar o pedalear sin grandes sofocos ni excesivo frío.

El barranco del Rincón de las Rallas, con Rallón a izquierda y La Ralla a derecha. Gorka López

Bardenas cambia en cada momento y el paisaje es diferente en abril, agosto o noviembre. Pero además, los barrancos, la tierra, el agua cambia los paisajes y puedes ir un año y al año siguiente ser una Bardena diferente.

Sí porque al final la erosión es una actividad permanente. Igual las variaciones no son enormes, pero en una superficie arcillosa. Cuando cae un aguacero, que suele ser torrencial, luego sale el sol, se resquebraja… las balsas menguan, se resquebrajan, aparecen y desaparecen cursos de agua… Si, es un paisaje muy cambiante, sin lugar a dudas.

¿Cree que las Bardenas Reales se aprecian más fuera de Navarra que dentro de la propia Comunidad Foral?

Puede ser, pero suele pasar; a lo de casa no se le saca valor. Lo que he notado es mucho turismo de Francia, Alemania y del resto del Estado. Los lugareños somos los que menos visitamos este espacio. No creo que sea las Bardenas sea un lugar menospreciado, pero da la sensación de que las damos por conocidas, aunque hay muchos rincones que no conocemos. Lo que me da pena es lo que te remarco, me parece que la gente se pierde muchos recovecos de las Bardenas donde llegas tú y no hay nadie. Estás en absoluta soledad. Igual son paisajes menos chocantes visualmente, pero a nivel de naturaleza son bastante más interesantes.

A mi modo de ver existen tres peligros para el futuro de Bardenas que son el Polígono, el turismo masivo y el clima, ¿lo ve así, los pueden poner en peligro?

Sí. El turismo es un peligro para cualquier espacio natural que se precie y la gestión de esto no sé si es la más adecuada. Cuando promocionas algo y te da dinero es difícil gestionarlo después. Bardenas es un espacio protegido, si dices ‘no pueden circular vehículos de motor’, es un contratiempo para un montón de gente, que se mete por la pista, me hago una foto y me voy. Pese a todo me parece una medida adecuada y lógica, si es un espacio protegido la circulación de vehículos no la concibo. Si quieres conocerlo te calzas unas botas o te subes a una bicicleta. Es competencia de las autoridades y chocan con los ingresos que devienen de estos parques naturales, que muchas veces se ha convertido en auténticos parques de atracciones, me da igual las Bardenas que el nacimiento del Urrederra. Además, no hay una cultura en la sociedad de la preservación de las cosas y tiran un papel, una lata… Eso es un problema gordo que atañe a todos los espacios naturales protegidos. En cuanto al campo de tiro me parece inconcebible, no lo he visto en ninguna parte de Europa. Es como si montaran una base naval en la desembocadura del Danubio. Es inconcebible. También hay una ligazón muy importante con los ingresos monetarios que conlleva. Es como si en el Coto de Doñana se hicieran prácticas militares anfibias. Por último, con respecto al clima es algo que nos afecta a todos y a todos los niveles. En los Pirineos he visto menguar los glaciares casi en directo, grietas de 20 metros que ahora son de un palmo. En Bardenas la desaparición del manto vegetal afecta a toda la cadena natural, es un cambio que ya está afectando a todo. A este problema no vamos a escapar, pero quizás lo otros dos tienen solución.

Dígame un lugar para recomendar en Bardenas que no sea conocido y quienes quieran descubrirlas más allá de lo conocido no se puedan perder.

Es difícil decir solo uno. Me parece que los barrancos de la Negra son bastante interesantes. Toda la zona de Valenovillas, las caídas de la Negra, que está casi pegando al Ebro…, esa zona me parece muy interesante, tanto para andar como para ver la erosión con un vestido vegetal.