La llegada del boom de las plantas de biogás a Navarra, convertidas en una burbuja económica como las energías renovables o la oferta inmobiliaria, ha creado incertidumbre e implosión interna de partidos políticos y asociaciones nunca antes conocida en la Ribera y ha dejado imágenes cuando menos chocantes como dirigentes de UPN asistiendo a charlas de la Fundación Sustrai, apropiándose de frases de los ecologistas, o incluso defendiendo sus argumentos, cuando en otros temas siguen haciendo oídos sordos a sus reivindicaciones.

Según Sustrai asistimos a un boom de plantas de biometanización en Navarra. A las seis que funcionan actualmente, públicas y privadas, habría que añadir la exposición pública de 15 proyectos más de plantas privadas (hay otras dos de promoción pública en tramitación y construcción). De autorizarse todas, se llegaría a la cifra de 23 plantas. De hecho si se suma solo las de la Ribera (9 hasta el momento) los residuos que tratarían ascenderían a 1,2 millones de toneladas.

Laberinto político

La discusión de la moratoria para su implantación, que finalmente se publicó el 13 de noviembre, fue solo el detonante ya que el pacto firmado entre UPN y PSN no contentó ni a regionalistas ni a socialistas locales, y da la impresión de que los partidos desde Pamplona desoyeron las voces críticas de ambas formaciones en los municipios más pequeños.

Así, se han dado casos como que UPN de Fitero se muestre en contra de una planta privada de biogás en Cintruénigo, UPN de Tudela de una planta pública de biogás y tratamiento de lodos en Tudela, mientras UPN de Cintruénigo promueve y apoya una planta de biogás y UPN de Cortes mantiene un gran silencio sobre la planta proyectada en su localidad.

Por otro lado, el PSN, que gobierna Navarra y sería la formación que podría decir de entrada ‘no’ a este boom, se muestra favorable a la planta de Tudela que considera distinta al resto, en Fitero el PSN se muestra contrario a la planta de Cintruénigo, el PSN de Cintruénigo pide transparencia por un proyecto que tuvo oculto el Ayuntamiento y el PSN de Cortes guarda silencio sobre la planta de su localidad, de la que nadie parece hablar.

A todo esto hay que sumar la que ya está en funcionamiento en Cabanillas (que ningún partido censuró y donde gobierna PSN) y la que tiene desde 2024 la Autorización Ambiental Integrada en Valtierra, donde gobierna UPN, y que ni esta formación no ha criticado, ni PSN que es oposición tampoco ha censurado.

A caballo hay otras formaciones de izquierdas como Contigo Tudela que pide más información, que se dejen de lado las grandes declaraciones altisonantes de Toquero y que separa las plantas públicas, como la de NILSA que ha de tratar lodos dentro de una normativa europea, de las iniciativas privadas que reciben residuos de otras empresas. Manteniéndose en la abstención, no dejan de recibir críticas de quienes les piden más compromiso con la ecología o de quienes les acusan de ceder a la política del Gobierno.

Sustrai y ecologistas

Entre medias se encuentran Ecologistas en Acción que se muestran contrarios a todas ellas, al igual que la Fundación Sustrai, en buena medida porque consideran que están sobredimensionadas y no se dedican a tratar residuos propios, sino a traer residuos de otras partes y apuntan que “amenazan a la agricultura y al Medio Ambiente”.

Lo que llama al atención es que ambos colectivos, contrarios al Canal de Navarra, al boom de parques eólicos y solares, al recrecimiento de Yesa o al Polígono de Tiro y que han sido denostados y acusados de ser “antitodo” por parte de UPN durante años, son ahora referencia del vicepresidente de los regionalistas y alcalde de Tudela, Alejandro Toquero (tiene un huerto junto al proyecto de la futura planta). No solo adopta sus argumentos, alegaciones y frases para atacar la planta de Tudela (sin criticar las que su partido promueve en la Ribera) sino que incluso acude a sus charlas y recibe con agrado sugerencias de manifestación y se apropia de lemas como “no somos basura, somos verdura”. Por contra no acude a charlas explicativas de NILSA.

De hecho, Toquero, que denuncia que la planta de Tudela se encuentra en zona inundable, olvida que la EDAR se encuentra en este lugar porque el Gobierno de UPN con Miguel Sanz la instaló aquí en 2002. También hay que recordar que una planta de biogás está ya funcionando en Tudela desde hace años, en la Mancomunidad de Residuos, que ha sido denunciada por la filtración de lixiviados (líquidos contaminantes procedentes de los residuos), no venden el escaso gas que obtienen y el compost que generan sale contaminado, por lo que lo han de enterrar. Gestionado por UPN, la Mancomunidad no ha recibido ninguna crítica de regionalistas ni de socialistas por sus peligrosos fallos.

Argumentario

Según el argumentario del PSN, se pasa de decir que las plantas no son malas o de argumentar la necesidad de las mismas a defenderlas como, casi, industrias ecológicas. “El biogás y el biometano son energías limpias que transforman los residuos en recursos útiles. Aprovechan el estiércol, los purines, los restos agrícolas o alimentarios y los convierten en energía renovable, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y los olores asociados a los vertidos tradicionales. No generan contaminación ni fomentan la ganadería intensiva, ya que la ley no permite la creación de nuevas macrogranjas”.

De hecho, aseguran que las plantas de biogás reducen emisiones al capturar metano y CO₂ que, de otro modo, se liberarían al aire, aprovechan residuos locales, fortaleciendo la economía circular y generan subproductos útil, por lo que llegan a manifestar en su argumentario que “apoyamos la planificación y la regulación, pero no el freno por el freno” y concluyen con la clave de todo “queremos una moratoria que sirva para mejorar, no para paralizar”. Eso es lo que diferenciaba a PSN de sus socios de gobierno: ver las menos posibles como un mal necesario (los socios) o como una fuente de ingresos y negocio que no causa perjuicio (PSN).

Por contra, la Fundación Sustrai indica al PSN que “estos proyectos no responden a ningún tipo de planificación. No hay capacidad de generación de residuos para una densidad de plantas como la que se está planteando”. Así, existen 4 proyectos de grandes dimensiones en un radio entre 10 y 20 km (Sesma, Arroniz, Viana y Los Arcos) en Tierra Estella y lo mismo sucede en la Ribera donde hay planificadas en Valtierra, Cabanillas, Cortes, Cintruénigo y Tudela, de momento. Frente a las apetencias políticas en algunos ayuntamientos de UPN y PSN, la Fundación Sustrai critica el acuerdo entre ambos por una moratoria, “a la carta para aprobar determinados proyectos en ayuntamientos afines, para satisfacer al negocio energético, para no cuestionar el modelo y para frenar el enfado social. Una suspensión que, tal y como se ha establecido en cuanto a plazos y contenidos, no va a servir para analizar en profundidad los impactos de este tipo de industrias”.

Lo que parece evidente es que falta información y debate y sobra política. Del debate técnico se ha pasado a la lucha política sin ningún criterio.