tafalla - Ante un público que llenó por completo el aforo de la sala auditorio Felipe Gorriti del Centro Cultural Tafalla Kulturgunea, el sábado se representó con un gran éxito la obra operística El Flautista de Hamelin por parte de un elenco de jóvenes voces pertenecientes a la Coral de Cámara de Navarra y del Coro Rey Sancho, integrado por alumnado del Instituto Sancho III el Mayor de Tafalla, y un grupo de instrumentistas de la Orquesta Ciudad de Pamplona.

El espectáculo estuvo organizado por el área de Cultura del Ayuntamiento de Tafalla y contó con la colaboración de la Fundación Atena. Esta obra está basada en un cuento de los hermanos Grimm que, con una esmerada coreografía y puesta en escena, trasladó al público a Hamelín, un tranquilo pueblo que se ve sorprendido por una plaga de ratas. La obra habla sobre el egoísmo, la magia, la venganza, el arrepentimiento y el perdón, resultando en algunos momentos cómica y siempre cercana al espectador.

El Flautista de Hamelin ya fue estrenada por la Ópera de Cámara de Navarra en Pamplona en diciembre de 2008. Desde entonces, en sus diferentes versiones, ha recorrido grandes espacios escénicos como el Teatro Arriaga de Bilbao o el Auditorio Baluarte con gran éxito de público y crítica. El pasado diciembre en una versión de cámara completamente renovada fue representada en el Auditorio de Barañáin y el pasado sábado se pudo ver de nuevo en el Kulturgunea de Tafalla, con la especial participación del Coro Rey Sancho que, dirigido por Alfonso Huarte, representó con cantos y bailes la invasión de los roedores en el poblado. Esta versión operística estuvo dirigida por Iñigo Casalí, con libreto de Iñaki Elizalde, con Pablo Ramos como director de escena y con Koldo Taínta y Raúl Arraiza como responsables de la escenografía.

Fueron destacables las actuaciones del barítono Txema Lacunza, en el papel protagonista como flautista, del tenor Alfonso García dando vida a la Gran Rata y de la soprano Itxaso Moriones, como alcaldesa de Hamelin, además de la también soprano María Lacunza y de Carlos Crooke y Juan Gallego. Al finalizar la función, los espectadores correspondieron a los protagonistas con una calurosa, merecida y prolongada ovación.