PAMPLONA. Campana recorrió ayer, a las 11.30 horas, los cerca de 300 metros que separan la plaza del Mercado de la plaza de los Fueros de Artajona ante la atenta mirada de los más curiosos. Esta cuta de un año, pesa 180 kilos y es de Artajona. Campana fue la encargada de protagonizar la tradicional Rifa del Cuto de San Antón que este año celebró su 204 edición. Sin embargo, no subió sola.

Daniel Iriarte vestido con el típico blusón de cuadros, pantalón de vergara y txapela guió a Campana, por tercer año consecutivo, durante su recorrido ejerciendo la función de alguacil. Iriarte admitió que a nivel personal supone "una satisfacción y un honor" ya que es una tradición centenaria. "¡Qué viene el cuto!", se convirtió en una de las frases más repetidas entre los txikis que estaban preparados con trozos de cartón para acompañar a la puerca durante su recorrido hasta la plaza.

El nombre de la cuta hace referencia y homenajea a los bandeadores de la campana María, de 1.100 kilos de bronce, situada en el cerco de Artajona que tuvo que ser cambiada en 2017. Cuando todos los asistentes llegaron a la plaza de los Fueros comenzaron las actividades pensadas para los niños que pudieron disfrutar de una piñata. Unos globos tendían de dos cuerdas llenos de confeti. Tras romperlo desde la organización les dieron una bolsa de chucherías. A la 13.00 horas se celebró la misa y la posterior bendición de la cuta.

LA RIFA DE LA AMISTAD Por la tarde, tuvo lugar el momento más esperado de la jornada, la rifa anual del cuto en honor a San Antón, que destina íntegramente sus beneficios para la residencia de ancianos del pueblo, Nuestra Señora de Jerusalén. Su directora, Jaquelin Maestre, se expresó contenta y agradecida en un día muy importante para Artajona y explicó que tienen pendientes de reformar unos baños en la primera planta, "depende para lo que nos llegue, también nos gustaría reformar la entrada principal". Se trata de la única rifa nominal del estado, en la que no existen números ganadores y que denomina suertes a las papeletas por valor de 1 cada una. En la rifa los participantes pueden participar de dos maneras: de manera individual cuando los apostantes escriben su nombre solo en la primera parte de las tiras de papel, de tal manera que la suerte se llama "individual" e individual es el premio o, por el contrario, pueden escribir uno o varios nombres en la segunda parte de las tiras de papel, por lo que la suerte se llama "compartida" y compartido es el premio. Por esta razón, el sorteo de Artajona recibe el nombre de la Rifa de la Amistad o de la Fraternidad.

ALHAJA Cada 1.728 suertes se sortea un cuto o su equivalente en productos elaborados compuesto por una cabeza, dos paletas curadas, un costillar en adobo, una panceta curada, dos cabezadas embuchadas, dos lomos embuchados, dos chorizos, dos salchichones, ocho chistorras al vacío, dos morcillas, dos jamones y un rabo. A la hora de realizar el sorteo todas las suertes están en una urna junto a otros boletos iguales que contienen la palabra "Alhaja". Van saliendo nominados, pero quienes se llevan el cuto son los últimos nombrados antes de que aparezca la papeleta "Alhaja".

Este año la organización recaudó 20.857 euros lo que supuso el sorteo de 12 cutos. Además, desde hace 15 años pueden comprarse las suertes por internet, por donde más boletos se venden. Cerca de 1.500 americanos participan en los últimos años en la tradicional Rifa del Pueblo Navarro. El presidente de la Asociación de Amigos del Cuto de Artajona, Miguel Bañales, explicó que el número de suertes se han multiplicado por seis desde hace 20 años. Bañales, tras 21 años dentro de la Asociación expresó su deseo de "dar a conocer una rifa cuyo destino es benéfico y que tiene su origen desde hace más de 200 años", desde 1816.