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Obituario: José María Tojeira o el compromiso de por vida

Obituario: José María Tojeira o el compromiso de por vidaEFE

Fallece una figura clave en la defensa de los derechos humanos en todo el mundo, el padre jesuita José María Tojeira. Perdemos no solo a una voz imprescindible y reflexiva dentro de la marabunta ideológica y religiosa que se ha instalado en los últimos tiempos en Centroamérica, con aprovechamiento de las nuevas formas tecnológicas y un márketing bananero, cuyo objetivo final es la aniquilación de la dignidad de todo ser humano y la demolición de la democracia como forma de gobierno, tal es el caso del bukelismo y su doctrina CECOT. Además, Tojeira fue adalid y líder espiritual en todo el proceso legal que se formó en torno al esclarecimiento de los asesinatos de los mártires de la UCA, entre quienes estaba el vasco universal y salvadoreño de adopción Ignacio Ellacuría.

No es casualidad que una de las últimas intervenciones públicas del padre Tojeira fuera a favor de Gaza y contra el genocidio sionista que está aconteciendo contra el pueblo palestino y sus más de 18.000 niños/as masacrados. Matar de hambre, ya ni siquiera matar con drones o bombas, matar de hambre en la franja, asesinar a todo un pueblo con la crueldad que da la mofa de quienes tuvieron antepasados en esas mismas circunstancias de exterminio bajo el régimen nazi.

No es tampoco casualidad que un Hitler-Goebbels como Bukele, digno sucesor de Mussolini, versión habibi, haya tenido siempre la descortesía, el descaro y el afán manipulador de truncar las ansias de justicia, siempre albergadas en la figura de Tojeira, ante lo sucedido en la matanza de la UCA durante la guerra civil salvadoreña.

Un mercader sin estudios, tan solo paladín de la palabrería, con la moral propia de un cleptómano, que ejerce como líder inconstitucional de El Salvador, auspiciado por otros líderes apayasados y antidemócratas como Trump y Milei, que no creen ni en las propias instituciones de los países que gobiernan, ha sido el único que ha cuestionado el compromiso de Tojeira a la hora de enfrentarse a la impunidad que ostentan, no solo los militares, sino los responsables políticos civiles como Cristiani, expresidente de El Salvador y máximo responsable frente a la orden de asesinar a los jesuitas de la UCA.

Quizá por eso Bukele se haya propuesto militarizar las escuelas salvadoreñas, porque, cuando el pueblo le rechace, tendrá, no una legión de ciudadanos libres, sino un batallón de soldados dispuestos a asesinar por su cleptocracia. Quisiera ver cómo intenta la ministra militar de Educación, Trigueros, quitar el pensamiento crítico que reina en la UCA, a base de travestirse de Rambo VI e ir corriendo tras una antorcha con menos forma física que un tonel rodando por las veredas, y así penetrar las instituciones educativas a fin de convertirlas en escuadrones de la muerte.

Se nos van los mejores. Y los tiempos de las narcotizantes redes sociales, la ignorancia alentada desde las plataformas digitales, la IA puesta al servicio de la anulación de la capacidad de pensar y sentir desde el corazón humano, la artificialidad y la posverdad, que no es otra cosa que la mentira, están siendo usadas por todopoderosos que se creen dioses, haciendo mella en una sociedad adormilada, en una humanidad abolida ante los ataques a pilares básicos de nuestro ser: igualdad, hermandad, libertad.

Tojeira dedicó toda de su vida al “amarás al prójimo como a ti mismo” en Honduras, Guatemala y El Salvador. Su compromiso le convierte, junto a Jon Sobrino, en ángel de la vida, el hombre de Dios que siempre estuvo al lado de las víctimas. Alguien cuya capacidad intelectual impulsó su enorme legado de entrega a los desposeídos de la Tierra.

Nunca olvidaré la primera vez que entré en el despacho del padre Chema en la UCA, de su sonrisa leve de vigués con alas de bondad, de su humildad latente, de su mensaje cristiano. Como tampoco se pueden olvidar sus palabras frente a los féretros de sus compañeros, los jesuitas asesinados: “No han matado a la Compañía de Jesús. No han matado a la UCA. No los han matado”.

Tenemos a Tojeira vivo. Vivo entre nosotros. Como vivos están sus compañeros. Y como viva está la palabra que grita: ¡Justicia! ¡Justicia!

Descanse en paz Padre Tojeira. Aquí, una hija agradecida y desconsolada.