omo su nombre indica, hunde sus raíces en países nórdicos y fríos: Finlandia, Alemania, Austria o el interior de Estados Unidos, entre otros. Ayudado por unos bastones de esquí, caminamos de manera natural y hacemos ejercicio. Parece sencillo, ¿no? Según aseguran sus promotores, gracias al nordic walking o marcha nórdica llegamos a ejercitar el 90% de los músculos del cuerpo balanceando instintivamente los brazos en largas caminatas, por lo general, rurales. Esta actividad física, adecuada para todas las edades, se ha extendido por numerosos países y hay entusiastas practicantes en todo el mundo que se hacen llamar 'nordic walkers'. ¿Dónde empezó todo? ¿Cómo se práctica correctamente? Y, sobre todo, ¿cuáles son sus beneficios para la salud? Enumeramos algunas de las características y beneficios que aportan estos paseos campestres con bastones.

Cuando en los países nórdicos la nieve se derretía, los esquiadores buscaron una alternativa para realizar ejercicio físico, no perder fortaleza y llevar una vida sana. Así que en los años 90 unos estudiantes finlandeses dieron con la clave: ¿por qué no desarrollamos una técnica concreta y determinada que combine senderismo, agradables o exigentes paseos, depende de cada cual, y la inestimable ayuda de unos bastones de esquí? Bingo. En Finlandia ya lo practican un millón de personas.

No tiene mucho misterio. Además de unos bastones específicos para la marcha nórdica, necesitaremos vestimenta adecuada según las distintas condiciones meteorológicas y un calzado deportivo acorde a la superficie. Se realiza en exteriores y puede ser un pasatiempo o una actividad física exigente incorporado, a día de hoy, en programas de entrenamiento complementario de deportes como fútbol o tenis. Tú decides el nivel de exigencia.

Su extraña nomenclatura puede recordar a una conocida marca de coches, pero se trata de una ecuación que se resuelve con las siglas de cada letra y añadiendo unos hitos concretos a los números: Andar derecho + Largos brazos + Formar un ángulo + Adecuar el paso + 2 direcciones + 4 fases + 7 pasos de enseñanza.

Siete eran los guerreros samuráis de Kuroasawa que se defendían de los bandoleros, siete las novias (y los hermanos) del popular musical y también son siete los pasos necesarios para su enseñanza. Material y cómo usarlo; primeras experiencias con los bastones; técnica de coger y soltar los bastones; estabilización del centro corporal; rotación del eje de los hombros contra el de la cadera; trabajo activo de los pies; y, por último, automatización de la técnica. Tiene más miga de lo que parece.

Según la página www.nordicwalkers.es, apoyarse al andar sobre una de estas varas sujetando el puño "aporta un beneficio en el gasto de energía entre un 22% y un 46% mayor" que el que realizaríamos caminando sin apoyos. Más: minimiza las dolencias de espalda, previene enfermedades y lesiones, refuerza el sistema inmunitario...

Sus principales valedores lanzan, no obstante, un importante recordatorio: no estamos ante una disciplina que "solo" promueve caminar con bastones. Nordic walking crea, o eso dicen, "una nueva conciencia de movimiento para alcanzar una existencia llena de vitalidad y equilibrio". La mejora del estado de ánimo es evidente entre quienes lo practican; la calidad de vida aumenta.

No todo va a ser crossfit y un nivel extremo de ejercicio físico en el gym. Con ligeras modificaciones en nuestros hábitos de vida podemos obtener beneficios considerables. Responde a una vieja máxima: si no podemos cumplir los ambiciosos objetivos marcados al principio, hagamos un ejercicio de realismo. No hay problema. Podemos lograr altas cotas de bienestar caminando erguido, estirando los brazos, fijando un ángulo correcto de los bastones y ejecutando pasos ni muy cortos ni demasiado amplios. Nordic walking, ni más ni menos.

Los beneficios que reporta para la salud se miden de la siguiente manera: evitamos la pérdida de masa ósea (osteoporosis), ayudamos a la correcta metabolización de las grasas, se consume una cantidad considerable de oxígeno, ponemos casi todos los músculos de nuestro cuerpo en marcha... Las cifras mandan.

Nuestro estilo de vida no se verá afectado por una práctica como ésta. No se sufre; se goza. Elimina las llamadas 'moléculas del estrés', respiramos y tomamos consciencia del momento presente. Miramos hacia adelante con la cabeza erguida, la vida se afronta de otra manera; nuestra actitud se vuelve más positiva. La marcha nórdica nos hace un poco mejores. Todo esto sostienen sus seguidores. Ya se sabe, mens sana in corpore sano. O dicho de otra manera: la salud física y mental van de la mano. l

"Convencí a Natalia a que probase a hacer CrossFit en el gimnasio que abrió una compañera"

"Me gusta mucho la gimnasia rítmica. Lo que más el spagat, pero también la rueda"

"Parece fácil caminar con bastones pero no lo es. Hay que hacerse al movimiento"

"La neurólogo me recomendó hacer marcha nórdica para mejorar mi coordinación"