El que ha sido presidente de Navarra desde 1996 dice adiós a la política y se ha despedido en su último pleno. Sanz entró a la presidencia de rebote, gracias a aquella famosa cuenta suiza de Otano. Quizás por eso le costó adaptarse al cargo. De hecho, al principio, sus más allegados decían que, en cuanto no leía, metía la pata. Con el tiempo, cogió más templanza y seguro que unos asesores. Pese a ello, nos ha dejado frases para la historia de la política navarra como: "400 euros dan para una cena y poco más", "he ido de Pamplona a Allo en 20 minutos y no me ha parado la Policía", "en Andalucía y Extremadura no saben más que hacer fábricas de parados" o la insuperable: "a mí me da igual bailar una jota que un agur jaunak". Como en vez de gobernar para todos los navarros, lo ha hecho sólo para los que le votaban y yo nunca lo he hecho, nada que agradecerle. Aunque viendo quién es su sucesora, le despido con la extraña sensación de que le echaremos de menos.