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De ayuda en ayuda y tiro porque me toca

QUE la gran banca europea compraba deuda de Grecia, Irlanda o Portugal a unos intereses muy elevados es de sobra conocido, como también lo es que esto era posible gracias a su alianza con las agencias de calificación a la hora de subir la prima de riesgo con el fin de aumentar sus beneficios.

Lo cual es muy grave, si tenemos en cuenta que estos países han tenido que proceder a hacer recortes en sus ya debilitados estados del bienestar, que han dado como resultado un empeoramiento general del nivel de vida de las clases populares. En el que el mejor ejemplo es Grecia, donde, debido a lo avanzado de su proyecto de reformas, todo condicionante básico para que haya paz social se ha roto.

Con el agravante de que estas medidas, lejos de mejorar la actual situación económica, la empeoran aún más al reducir la demanda y condenar al PIB heleno a un estancamiento duradero, que levanta el fantasma de una futura suspensión de pagos en la cual los bancos que especularon por mera avaricia, se verían abocados a echar el cierre, de ahí los recientes anuncios que se están lanzando a la opinión pública de que los bancos necesitan aumentar su liquidez para poder subsistir.

Y como viene siendo menester en estas cuestiones, son los propios bancos centrales encabezados por la Reserva Federal, el BCE o el Banco de Inglaterra los que no paran de dar ayudas, mediante la concesión de préstamos a bajo interés, sin ningún tipo de contrapartidas como ser la concesión de crédito a las pymes o la adquisición de deuda nacional a precios razonables, por lo que la situación que vivíamos hace cuatro años se vuelve a repetir una vez más.

Baste como prueba que el Banco Central Europeo está prestando su dinero a los bancos a un 1% de interés, mientras estas mismas entidades lo dejan en un abanico que va desde un 5 hasta un 12%. Ante lo que es evidente que el BCE, a pesar de ser de titularidad pública, no hace otra cosa que estar al servicio del gran capital y de los especuladores, algo que es muy grave en cualquier situación, pero especialmente en una como ésta, en la que no se sabe si Grecia declarara la suspensión de pagos o si nuevos estados serán intervenidos.

Por lo que no está de más que se señale ante la población la responsabilidad del sector financiero en la actual crisis económica, sin que se deje de lado las responsabilidades de determinada clase política, que ha amparado y sigue amparando que una persona de tendencia ultraconservadora como Gregorio Fernández Ordóñez continúe al frente del Banco de España, o que se sigan dando ayudas a los bancos sin saber qué entidades se benefician y cuáles no, a diferencia de lo que ocurre en el resto de Europa, Canadá o EEUU.

Ante lo que parece evidente que solo avanzando hacia una democracia más directa seremos capaces de parar esta oleada neoliberal en la que los diferentes gobiernos nos han metido, sin consultarnos y de tapadillo.

Guillermo Samanes Olleta