Una empresa sostenida y sostenible
en estos tiempos de crisis en los que muchas empresas cierran sus puertas, reducen dramáticamente sus plantillas o las eliminan, existen todavía iniciativas empresariales y sociales que luchan a brazo partido para no ser engullidas por esta extraña crisis repleta de contradicciones. Existen pequeños negocios familiares que se resisten a echar la persiana, existen personas y empresas que, contra viento y marea, y muchas veces teniendo que hacer frente a decisiones de instancias poderosas que parecen pretender conducirlas al cese de su actividad, ponen todo su empeño en continuar adelante.
Imaginemos, por ejemplo, una empresa, firmemente enraizada en el entorno social y colectivo al que ofrece sus servicios, que lleva 23 años en el mercado y que mantiene el empleo de una docena de personas, una empresa que cuenta con la garantía de una sociedad anónima formada por más de 110 accionistas, y cuyo Consejo de Administración lleva décadas reuniéndose sin dietas y tratando de hacer frente a dificultades de todo tipo. Una empresa cuyo equipo de trabajo, fraguado en todos los frentes, está formado por profesionales de demostrada valía, que, además, desde el director hasta la última persona llegada a la empresa son polivalientes, personas capaces de hacer frente a labores de muy diversa condición a cambio de sueldos no precisamente holgados. Una empresa que cuenta también con el apoyo de una asociación sin ánimo de lucro cuyos miembros (casi un millar) colaboran con ella sufragando mediante cuotas la actividad que realiza y organizando actos culturales abiertos a toda la sociedad. Una empresa que atesora un importante capital en forma de red de colaboradores: un centenar de personas de todos los ámbitos y sectores (sociales, educativos, culturales, económicos, políticos...), plurales en lo que respecta a formas de pensar y puntos de vista, que con su participación altruista y entusiasta colaboran con la empresa para que la misma pueda ofrecer mejores servicios y desarrollar su actividad en mejores condiciones. Y, por último, aunque no lo menos importante, una empresa a la que avala una importante cartera de clientes, empresas y personas que llevan años, algunas hasta décadas, insertando su publicidad y demostrándole su confianza. Esta empresa ofrece programas radiofónicos de calidad contrastada a las personas vasco hablantes de la Comarca de Pamplona, y hace frente además a los retos de los nuevos tiempos haciéndose un hueco en la red a través de su página web.
Hablo de Euskalerria Irratia, una empresa de comunicación social que emite en euskera para toda la comarca de Pamplona, y que desde hace 23 años hace frente, además de a las inclemencias y dificultades propias de su condición de medio de comunicación y de la coyuntura económica de cada momento, a un obstáculo más difícil de sortear: el de no poder lograr la estabilidad que le concedería la obtención de una licencia que, injustificadamente, le ha sido negada una y otra vez por parte de instancias políticas y administrativas.
En estos tiempos en los que la destrucción de empleo sacude a nuestra sociedad con más fuerza que nunca, resulta todavía más cruel e inexplicable que se le niegue el pan y la sal a una iniciativa empresarial y social como la que aquí se describe. Parece que se acercan, de nuevo, tiempos de concesión de nuevas licencias de radio para la Comarca de Pamplona. Debería, también, llegar, por fin, el momento en que se repare una injusticia que hasta los tribunales han reconocido como tal.
Inma Errea
Vocal del Consejo de Administración de Iruñeko Komunikabideak, SA