HOY, al llegar a la escuela infantil donde trabajo, he leído un interesante documento. Es un texto en el que queda reflejada la intención de modificar el Decreto Foral 28/2007, de 26 de marzo, por el que se regula el primer ciclo de Educación Infantil en Navarra. Tras leerlo detenidamente, creo necesario hacer un llamamiento a todas las personas implicadas o no en este ciclo educativo.

En muchas ocasiones, hay una falta de información o una información tardía que deriva en que se logre modificar documentos tan relevantes como éste, sin ninguna oposición. Y es que este documento modifica aspectos muy importantes del ciclo en el que nos encontramos. En mi opinión, podrían llegar a reducir nuestras voces, si estos cambios no aumentaran el índice de peligrosidad en las aulas de infantil. Si consecuencia de estas modificaciones no se podría dar una atención individualizada por falta de espacio y tiempo?

Me gustaría que las personas que realizan estos documentos se trasladaran a la realidad social de las escuelas infantiles. Ellos no han vivido situaciones, en las que, a pesar de poner todo de nuestra parte, se producen lesiones de todo tipo. Situaciones en las que varios niños/as reclaman tu atención y gracias a los recortes no se pueden cubrir. Y al señalar reclaman tu atención, me refiero a momentos en los que varios niños/as lloran, han sufrido una caída, no pueden bajar de una silla u otras como fuertes traumatismos, convulsiones? en las que durante varios minutos no podríamos hacernos cargo del resto del grupo.

Trabajamos con personas y es necesario ser realistas. Es imposible que una sola educadora atienda con éxito a un grupo de hasta veinte alumnos/as. Si las familias se adentraran en estas aulas huirían despavoridas. Día tras día oímos a familias con un solo hijo/a, sus preocupaciones por no conseguir dominarlo, por las lesiones que sufre su hijo/a constantemente? Y los especialistas en legislación educativa pretenden que nosotros/as, aunque seamos profesionales en este campo, nos desdoblemos de manera que podamos dar la atención y cuidado necesarios a estos niños/as, además de aportarles los conocimientos establecidos en esta primera etapa educativa.

Para poner los primeros ladrillos y más importante aún, para afianzarlos y evitando todos los sucesos desagradables como sea posible, se necesita más personal y aulas menos masificadas entre otras muchas cosas.

Uno de los cambios que se propone en este documento se realizará en el pronto antiguo artículo 18, denominado ratios. En el caso que entre en vigor, el próximo curso, las aulas contarán con un mayor número de alumnos, por ejemplo, unidades para niños de 2 a 3 años pasan de tener en la actualidad 16 miembros a tener 20. Y debemos tener algo claro. Con estos cambios, lo único que van a conseguir es acabar con la calidad de este servicio.

Juntemos nuestras fuerzas para argumentar que es un cambio descabellado, intolerable e inaceptable.

María Enciso Belloso

Maestra especialista en Educación Infantil