Pelillos a la mar
nO acabo de entender esto de los sobres que se repartían gustosamente en Génova. Porque que se repartían es cierto. La frase de Rajoy en Alemania "es todo mentira... salvo alguna cosa", lo confirma. Es una de esas frases que queda archivada en las hemerotecas de la torpeza. A Rajoy aún le persigue aquella otra tontería de los hilillos del Prestige antes de que vertiera miles de toneladas de crudo por toda la costa gallega. Tampoco es tan importante, se puede llegar a presidente aún y todo. Y entiendo menos aún las explicaciones de quienes ya han admitido haberlos recibido. Ya es raro que cada vez que asoma una caso de corrupción política con cuentas en Suiza el rastro llegue a Navarra. Ni entiendo esa explicación de Calixto Ayesa de que Del Burgo le hacía de mensajero para acercarle el sobre que le entregaba el PP para compensar su dedicación a la política como consejero de Sanidad del Gobierno de Navarra. Según dice, ese sacrificio le obligaba a cerrar su consulta privada de dermatología, y para compensar le llegaba el sobresueldo. Así, sin más. Bueno no, también echaba mano de esos sobres para pagar un crédito pendiente de UCD, un partido desaparecido años atrás. ¿Qué le importa a la sociedad una cosa y otra? Por supuesto, nada de eso, afirma, vulneraba la Ley de Incompatibilidades. No es tan fácil. Evidentemente, esos sobres no parece que pasasen luego por Hacienda Foral. Y aunque haya prescrito cualquier posible delito, queda en evidencia una buena dosis de amoralidad y cinismo, tanto por lo chusco de las supuestas justificaciones como por el descaro de no importarle nada aquello. Pelillos a la mar. Todo tranquilo.