EL pasado 23 de septiembre se inició la nueva temporada en las instalaciones del complejo deportivo Mendikur de Orkoien, gestionadas por Urdi SL, con una serie de novedades nada beneficiosas para sus usuarios. Semanas antes, en el folleto informativo, que contaba con el logotipo del Ayuntamiento, avanzaban estas novedades.
Las novedades eran un recorte, respecto al horario del año pasado, en más de 18 horas semanales en prestación de servicio a sus usuarios (en sus primeros 6 meses de ejercicio lo habían recortado ya en 3,5 horas), un incremento en las cuotas del 12% y en las actividades entre un 14% y un 33% en función de la actividad y la condición del usuario. Esta misma empresa oferta algunas de las actividades en Ororbia, y el coste es un tercio del que aplica en Orkoien. No hay que olvidar que todo ello ha repercutido en los trabajadores que prestan allí su servicio, que han visto reducida considerablemente su jornada laboral y, por supuesto, su salario.
Todas estas novedades debían contar con la aprobación del Pleno del Ayuntamiento. El 27 de septiembre asistí al Pleno y pude comprobar que no solo no contaba con su aprobación, sino que el alcalde había manifestado a la empresa su desacuerdo con sus actuaciones. No obstante, uno de los puntos del orden del día era la aprobación del nuevo horario que se estaba aplicando, que tuvo la negativa unánime del pleno. Desde algún grupo se pidió actuar, "porque la empresa había tirado por la calle de en medio, ignorando el contrato establecido". El alcalde indicó que había voluntad de la empresa de sentarse a hablar. Parece ser que, fruto del diálogo y de la buena voluntad, no cierran los jueves al mediodía (3 horas).
El siguiente punto del orden del día fue la aprobación de las tarifas, que siguió adelante gracias al voto de calidad del alcalde, que pertenece a UIO (Unión de Izquierdas de Orkoien).
Por último, se respondía a una petición de la empresa Urdi para cubrir unas pistas de pádel (aludiendo a la posible fuga de abonados de no ejecutarse). Este era un compromiso de esta en la oferta que presentó para ganar el concurso, a ejecutar en el año 2015. Se desestimó por no tener documentación suficiente al respecto, si bien el equipo de Gobierno se comprometía a su estudio.
¿Puede un Ayuntamiento ver buena voluntad en una empresa que ha demostrado actuar sobre unas instalaciones municipales como si fuera su reino de taifas? ¿Puede un Ayuntamiento hacer oídos sordos a las decisiones de un pleno? ¿Puede un Ayuntamiento tener en cuenta las peticiones de una empresa que incumple reiteradamente su contrato?
Cada uno que saque sus conclusiones. A la vista está el descenso de abonados y de actividades, que, por su coste, no han tenido la suficiente demanda para ser impartidas, y la huida de vecinos de Orkoien a Ororbia para practicarlas.
Óscar Echeverría Martín