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¿Regulación homeopática?

Parece ser que el Ministerio de Sanidad ha hecho público el borrador por el que se determinan los criterios mínimos que deben cumplir los medicamentos homeopáticos. Gran cantidad de médicos, ante este hecho, se han llevado las manos a la cabeza, ya que consideran no solo que los productos homeopáticos no son medicamentos, sino que la propia homeopatía es un fraude, una gran mentira. Por el contrario, los médicos homeópatas respiran satisfechos. Creo que ya va siendo hora de que se determine si la homeopatía es o no un fraude. Es incomprensible que incluso premios Nobel la defiendan abiertamente, mientras otros premios Nobel afirmen que es un cuento chino. Y lo mismo sucede con el colectivo médico: unos sí, otros no. Los colegios de médicos acogen en su seno gran cantidad de homeópatas, las farmacias venden y venden homeopatía en grandes cantidades, en universidades se estudia homeopatía? Pero, ¿no dicen los científicos citados que es todo una falsedad? ¿Qué clase de broma intolerable es esta? ¿Hay derecho a defraudar de ese modo a los pacientes? Pero claro: este sería el punto de vista de los detractores. Ahora pasemos al otro bando: ¿cómo pueden permitir los homeópatas que ese colectivo de detractores quieran echar por tierra ese tratamiento, extraordinario según los pacientes, y que tantos problemas está resolviendo?

¿Cómo les explican que, al parecer, tanto bebés humanos como animales en la veterinaria, han curado gracias a la homeopatía, anulando de ese modo el efecto placebo? En fin, como decimos, ya es hora de aclarar de una vez el tema. Se va a intentar llevar a cabo a nivel estatal, y en una cadena televisiva de gran alcance, un espacio riguroso, con representantes de ambas corrientes, bien preparados y en forma de exposición, nada de debate. Cada protagonista tendría sus turnos de intervención, estrictos, no habría descalificaciones, ironías, malas formas ni interrupciones de ningún tipo. A la vista de ello, los espectadores podrían sacar sus conclusiones. Si uno está atento, y ante programas en los que se emplee un lenguaje comprensible para la mayoría ciudadana, es fácil darse cuenta hacia dónde se dirige la verdad. Solo hay que dejar fluir la intuición, abrir la mente, desplegar las antenas y rechazar cualquier traba ideológica que pudiera crear un opaco velo ante nuestra comprensión. Y mientras ese posible espacio televisivo se va gestando, quizá en nuestra comunidad sería conveniente llevar a cabo uno similar, ya que con frecuencia se producen tremendos cruces de declaraciones entre miembros de las dos corrientes. Pero, eso sí; los contendientes deberían ser ambos de primera división, ya que en ciertos espacios, al militar los participantes en divisiones diferentes, los encuentros acabaron en goleada, y siempre por parte del mismo equipo, cuyos datos nunca pudieron ser rebatidos por los contrarios.

Fernando Esparza Ventura