A la compañía de autobuses Artieda, después de más de 40 años de ofrecer sus servicios en la fábrica Torfinasa-TRW, la dirección de la misma, el 31 de diciembre le ha rescindido el contrato. El motivo que justifica la medida equivale a optimizar el servicio. Un servicio que, con la reforma laboral en marcha, es lo que están practicando la mayoría de las empresas. Hoy en día, el mercadeo en el que se esta convirtiendo el mercado laboral (sea de la naturaleza que sea), consiste en satisfacer una cuenta de resultados. Y en esa cuenta no hay que desvalorizar el dinero (poderoso caballero), sino depreciar los salarios; las condiciones de trabajo... y, en definitiva, despreciar el valor humano que, en una cuenta de resultados, es lo que menos vale.
Pero estas cuatro líneas no son para echarnos a llorar (cuando lo correcto sería salir a la calle armados con paraguas con la que esta cayendo), y sí para reconocer y valorar a todos y cada uno de los conductores que, a lo largo de un viaje de más de 40 años, se merecen nuestro reconocimiento a su profesionalidad, trato y valor humano.
El único incidente que, a lo largo de más de cuatro décadas, podemos argumentar en su contra, es la cara de malestar que poníamos al verlos venir para llevarnos al trabajo. Solo que ese malestar se recompensaba al cabo de ocho horas, con la cara de satisfacción que poníamos al verlos venir para devolvernos a casa.
Lo decimos con el respeto que han sido merecedores y el agrado que nos invade al expresarlo, eskerrik asko y zorionak.