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'Pasen y lean...'

Día 23, Día del Libro. ¿Les gustaría regalar placer?, ¿o entregarse a un ritual delicioso para el día a día? ¿Quieren, en tiempos de la nouvelle cuisine, un delicioso delikatessen?, ¿algo que alimente y nutra el espíritu? Entonces tomen un libro.

Lean si desean serenar el ánimo. La lectura es una gran pacificadora. El desconocido autor de las vidrieras de la catedral de Winchester ya nos dejó el consejo entre cristales y rayos de sol: "lee para alcanzar la serenidad". Y los psicólogos infantiles nos advierten que leer a un niño lo tranquiliza. Lo decía el escritor Günter Grass, "no hay espectáculo mas hermoso que la mirada de un niño que lee".

Lean como parte fundamental del proceso de formación y aprendizaje de las personas, especialmente de los niños. Para renovarse, para actualizarse. Para saber lo que el hombre hace y deshace cada día en cada rincón de la tierra. No en vano las grandes ideas que humanizan nuestra existencia -la razón, la justicia, la igualdad?- se crean, explican y transmiten mediante palabras. La inteligencia humana, la cultura y la convivencia democrática necesitan de las palabras para desarrollarse y mejorar. En los tiempos que corren, tiempos de resignaciones y retrocesos, lean para tener espíritu crítico, criterio propio, conciencia de ciudadano en democracia. Para participar en democracias que se refuerzan por el hecho de contar con sujetos ilustrados, con ciudadanos lectores. Estamos hablando del progreso humano. Casi nada.

Aunque quizá me digan que no tienen tiempo. Las obligaciones, la velocidad, nos dejan sin tiempo para comer, para pensar, para amar, para leer. ¿Quién tiene tiempo de estar enamorado? Y sin embargo, ¿desde cuándo un enamorado no encuentra tiempo para amar? La lectura es como el amor. El tiempo para leer, como el tiempo para amar, amplían el tiempo para vivir. El tiempo se multiplica.

Además, de verdad, es positivo detenerse y reflexionar, leer sin la urgencia de centrar la atención en otro sitio, en otro link, para aportar un poco de coherencia al estrépito del mundo allá donde, a menudo, una cierta extravagancia tecnológica solo nos amontona la información. No corran, no hay prisa. La escritura permitió atesorar el mundo entero. Y los libros guardan la sabiduría. Scripta manent, lo escrito permanece.

Lean pues para aprender y comprender. Y para entretenerse. Para saltarse las fronteras del tiempo y del espacio y pasear entre las generaciones. Para encontrarse libremente con la gente mas extraordinaria de la historia. Conversen con Platón, abran El Quijote y hablen con Cervantes, muévanse entre la guerra y la paz con Tolstoi o dense un buen chapuzón con Moby Dick.

Ése es el privilegio de leer, el ticket de ida y vuelta más barato que existe. Un auténtico low cost. Porque pocas cosas dan tanto por tan poco.

Tomen un libro, sin duda el más mágico de los objetos. Y pasen y lean.

El autor es sociólogo