dice el concejal de Urbanismo que están obligados a redactar una mala ordenanza reguladora de las licencias exprés porque les obliga Europa, pero conviene contrarrestar este tipo de afirmaciones y fijar claramente la enorme responsabilidad del Ayuntamiento en los efectos que esta ordenanza va a tener en el comercio de barrio.

No es verdad que la ordenanza impulsada por el Ayuntamiento de Pamplona sea consecuencia obligada del cumplimiento de la normativa europea, ni de ningún otro texto de mayor rango. La redacción dada obedece al criterio en el que se ha inspirado el grupo político de UPN en la redacción de la nueva ordenanza, al igual que hizo con la anteriormente vigente, dado que los ayuntamientos tienen potestad para regular determinados aspectos de la normativa municipal, más allá de normas superiores.

En primer lugar, afirma el concejal que esta ordenanza posibilita que el pequeño comercio pueda abrir al solicitar la licencia, sin esperar a que el Ayuntamiento se la conceda. A este respecto, únicamente debo decir que esta posibilidad ya existe en las normas que tenemos en este momento, no es una cuestión novedosa introducida por la nueva ordenanza.

En segundo lugar, la afirmación relativa a que estos comercios son revisados y controlados por el Ayuntamiento no es cierta. Cito literalmente la ordenanza: "El control administrativo posterior a la presentación de la declaración responsable podrá completarse in situ con la inspección del local" (artículo 6.5 de la ordenanza). La Asociación del Pequeño Comercio de Navarra conoce, como cualquier habitante de esta ciudad, que existen muchos comercios que abren durante el periodo de Sanfermines y el día 15 desaparecen, sin ser supervisados por el Ayuntamiento, y sin cumplir ninguna medida de control sanitario, laboral, etcétera.

En tercer lugar, la exigencia del IAE no evita el comercio eventual sanferminero, únicamente permite que el Ayuntamiento cobre a estos comercios la cuota del semestre correspondiente del IAE (cantidad económica irrisoria, 140 euros aproximadamente), y no evita la competencia desleal que estos comercios alegales (que el día quince cierran sus puertas sin ser controlados) originan a los comercios que durante todo el año viven asfixiados por los requerimientos técnicos administrativos.

En cuarto lugar, no es cierto que el hecho de que no se admita la solicitud de licencias más allá del día 1 de julio implica que todos esos comercios se inspeccionan antes del día 6 de julio: en cinco días (y previos a Sanfermines, con el trabajo que se genera esos días para todo el personal municipal), el Ayuntamiento puede inspeccionar un porcentaje mínimo de los comercios que solicitan este tipo de licencias, nos remitimos a los comercios inspeccionados el pasado año 2013.

Dicho lo anterior, es cierto que la crisis que estamos sufriendo ha servido como acelerante para el cierre de pequeños negocios, pero son las políticas que ha llevado a cabo nuestro Ayuntamiento durante los últimos veinte años las que han dejado morir intencionadamente al pequeño comercio, favoreciendo por el contrario a las grandes superficies.

Esta asociación apuesta, con todas sus energías, por el pequeño comercio: porque genera empleo digno, lo que redunda en la calidad de vida de los trabajadores y de todos los ciudadanos; enriquece la trama urbana; y construye una economía sostenible que resiste con mayor fortaleza ante situaciones económicas adversas como la que vivimos hoy en día. Por ello, instamos a nuestro Ayuntamiento a que apruebe medidas que incentiven la apertura de negocios nuevos de calidad, y ayuden realmente a mantener los ya existentes.

La autora es abogada de la Asociación del Pequeño Comercio de Navarra