Niños y niñas dispersados
insistir. El lunes DIARIO DE NOTICIAS publicó un reportaje sobre las consecuencias de la dispersión en el casi centenar de niños y niñas navarros pendientes de las visitas a las cárceles del Estado donde sus padres o madres se encuentran dispersados. Sufren desplazamientos de cientos de kilómetros cada fin de semana de visita y las consecuencias físicas y psicológicas que ello conlleva. Niños y niñas víctimas inocentes de la política de dispersión penitenciaria que lleva 26 años aplicando el Estado. En ese tiempo, 16 familiares han muerto en carretera. El alejamiento y la dispersión, la continuidad en prisión con enfermedades incurables o la cadena perpetua encubierta suponen medidas de ex-cepción penitenciaria como instrumento de guerra y cada vez más también de venganza, que no se adecuan a la Constitución en el ámbito de la reinserción. El cumplimiento de los derechos de las personas presas, sean por causas políticas o sociales, es una cuestión de principios democráticos que está por encima de la historia delictiva de sus protagonistas o, en este caso, de ETA. Y más aún los derechos de sus familiares. Son también niños y niñas víctimas de una injusticia, condenados a un castigo injusto pese a que no han cometido delito alguno y sin responsabilidad alguna en lo que pudieron hacer en el pasado sus familiares encarcelados.