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Cláusula suelo: crónica de una muerte anunciada

El pasado día 21 de diciembre tuvimos conocimiento de la decisión adoptada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en relación con las cláusulas suelo de los contratos de préstamo hipotecario.

Esta decisión europea viene a avalar la postura que muchos abogados y abogadas hemos mantenido desde la famosa sentencia del Tribunal Supremo de 9 de mayo de 2013 y posteriores, que afirmaba que a pesar de que legalmente procedía la devolución de cantidades desde la firma del contrato de préstamo hipotecario, limitaba dichos efectos al mes de mayo de 2013, porque la devolución total haría peligrar el orden socioeconómico mundial. Y algunas nos preguntábamos, ¿y el orden socioeconómico de las familias? ¿Ese no peligra? Sin comentarios.

Una vez procesada la alegría de ver que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea fallaba a favor de las personas, a pesar de que su abogado lo hacía en contra, es decir, en el mismo sentido que el Tribunal Supremo, nos debemos preguntar, ¿y ahora qué?

Pues muy sencillo, ahora, como hasta ahora. Las entidades financieras ni pueden, ni sobre todo quieren aplicar de manera automática la devolución de cantidades. Los particulares deberán acudir a los tribunales de su territorio a hacer valer la decisión europea.

En un mundo ideal, en el que las posturas mayoritarias de los tribunales fuesen tenidas en cuenta por el Gobierno central al elaborar sus leyes, situaciones como la actual obligarían al Parlamento a adoptar una ley que suprimiese de manera generalizada las cláusulas suelo de los contratos, con la consiguiente devolución de cantidades. Pero dado que vivimos en el mundo en que vivimos, los ciudadanos y ciudadanas tendrán que acudir a los tribunales para que esta medida se adopte en su contrato de préstamo hipotecario.

Es un paso adelante importante, pero tenemos que seguir peleando para hacerlo efectivo en nuestra economía doméstica. No caigamos en ofertas de última hora que únicamente quieren evitar demandas, informémonos antes de tomar decisiones, aprendamos de una vez y peleemos por nuestros derechos, si queremos lo que es nuestro solo queda la vía de la reclamación judicial porque sino, una vez más, la banca ganará.

La autora es abogada