Cuidadoras, educación inclusiva y actitudes
El pasado 10 de marzo de 2017 DIARIO DE NOTICIAS publicó un artículo bajo el título Cuidadoras de colegios pueden pedir los impagos con efecto retroactivo. Desde el Grupo Motor de la Asamblea del Personal Cuidador quisiéramos matizar una cuestión y compartir una reflexión.
A lo largo del artículo se habla en varias ocasiones del “personal asistencial de centros educativos”. Ya que la noticia se centra en el colectivo del personal cuidador podría entenderse que las funciones de este colectivo son únicamente asistenciales, cosa que de ningún modo es cierta, aunque por desconocimiento así lo crean muchas personas. De hecho, la denominación del puesto como cuidador/a no nos parece la más adecuada, ya que puede llevar a esa confusión, y en su lugar parecería más adecuado auxiliar educativo, término que ya se ha utilizado en Navarra y se sigue usando en otras comunidades autónomas, o especialista de apoyo educativo, que también está vigente en otras comunidades. Es más, desde la Asamblea del Personal Cuidador de Educación abogamos por un proceso (con garantías para que nadie se quede fuera) para llegar a la segunda denominación, con su consiguiente nivel formativo y laboral. Ésta es una de las propuestas concretas que una vez más le planteamos hace más de un año a la Administración ya que se está dando, a nuestro juicio, una situación cuando menos irregular en la atención del sector más sensible dentro del alumnado. Queremos, de todas formas, tranquilizar a las familias haciéndoles saber que desde el colectivo hacemos y seguiremos haciendo lo posible por el bienestar y la autonomía de sus hijas e hijos. Pero también queremos dejar claras dos cosas: por una parte, que en muchos casos estamos haciendo un trabajo por encima del que nos corresponde y que esto no es ni justo ni sostenible, y que hay una gran diferencia entre cuidar y educar, de la misma forma que no es lo mismo una guardería que una escuela infantil.
Si consultamos la legislación podremos comprobar fácilmente que “las funciones que [el personal cuidador] desarrolla en el centro tienen carácter asistencial-educativo y un enfoque de atención integral”, tal y como indica la resolución 455/2013, de 4 de septiembre, por la que se aprueban las instrucciones que regulan las actuaciones de trabajo del personal cuidador en los centros educativos públicos de la Comunidad Foral de Navarra. Muchos años antes de publicarse en el BON esta resolución ya se publicaba anualmente en la página web del CREENA el mismo documento aunque sin rango de resolución y se otorgaba el mismo carácter a dichas funciones.
Es comprensible que a cualquier persona que no tenga un mínimo contacto con el mundo en el que desempeñamos nuestra labor este matiz no le parezca importante, pero para las personas que luchamos por una atención digna al alumnado con Necesidades Educativas Especiales (NEEs) sí que lo es, ya que esto no es más que la punta de iceberg de algo mucho más grande, de una serie de problemas de condiciones laborales y calidad educativa que por falta de espacio no vamos a enumerar ahora, pero que es probable que en breve vayan saliendo a la luz. Algunos se dejan entrever en el artículo al que hacíamos referencia, como el de la vergonzosa tasa de eventualidad, cercana al 70%. La cantidad y calidad de recursos que se asignen a este alumnado serán un claro indicador del respeto que se le demuestra en la práctica desde el ámbito político y administrativo.
Ya han pasado unos cuantos años de reivindicaciones más o menos continuas e intensas basadas en dos dimensiones inevitablemente interconectadas (condiciones laborales del personal cuidador / calidad de la atención al colectivo de alumnado con NEEs) y, lejos de mejorar, la situación ha empeorado. Así de crudo. Teníamos la esperanza de que con el nuevo Gobierno la situación mejoraría y se revertirían las regresiones producidas por su predecesor. Tras dar un lógico plazo de tiempo para aterrizar (durante el cual hemos realizado asambleas, recopilación de información comparativa con otras comunidades autónomas, documentos con propuestas concretas, reuniones con cargos del departamento de Educación, peticiones de apoyo al Consejo Escolar de Navarra y a asociaciones relacionadas con nuestro ámbito...), hemos empezado a pensar que no vamos a ser mucho mejor atendidos que con el anterior gobierno, más allá de reuniones sin resultado, palabras bonitas y palmaditas en la espalda.
El cambio en el mundo educativo, y en concreto en el de la mal llamada Educación Especial es un hecho. A nivel mundial. Es imparable e inevitable. Está ahí fuera llamando a la puerta. ¿Qué van/vamos a hacer, dejar entrar a la educación inclusiva real y a un mundo más justo o rechazar la oportunidad de que Navarra vuelva a ser puntera en Educación tal y como lo fue en su momento?
Esta pregunta debería estar muy presente en el departamento de Educación los próximos meses ya que van a tomarse una serie de decisiones sobre nuestro colectivo que harán que el discurso institucional y el acuerdo programático se plasmen en hechos concretos y mejoras laborales y educativas, o por el contrario se queden en un bello pero falso escaparate.
La clase política tiene una responsabilidad máxima en este tema, pero también la ciudadanía en general tiene su parte. La primera tomando las decisiones correctas, ambas informándose más (el primer paso hacia la aceptación y la inclusión es romper con el desconocimiento), y esta última exigiendo que se cumplan los derechos básicos de las personas.
El colectivo del personal cuidador quiere un Cambio (sí, con mayúscula); nuestro alumnado y sus familias lo necesitan.
En nombre del Grupo Motor de la Asamblea de Personal Cuidador