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Can, la crónica de una muerte evitable

La comisión de investigación parlamentaria sobre la pérdida del centro de decisión financiero de Navarra prueba los errores de gestión, la falta de control y el cobro de dietas injustificables, más el fiasco decisivo de Banca Cívica

caja Navarra ha desaparecido como entidad financiera con el centro de decisión en la Comunidad Foral tras una devaluación patrimonial de más de mil millones de euros, los sucesivos gobiernos de UPN no cumplieron con su obligación de supervisar la entidad -sin menoscabo de la competencia al respecto del Banco de España- y además los cargos públicos presentes en los órganos directivos cobraron unas remuneraciones en forma de dietas dobles e incluso triples por unas funciones de control para las que no estaban capacitados y que percibían como perverso complemento salarial. Todos esos extremos fueron acreditados por este periódico con el pertinente soporte documental antes de constituirse la comisión de investigación parlamentaria sobre el particular, finalizada después de casi tres años de trabajo para constatar que no existe evidencia alguna desde las perspectivas financiera y regulatoria de que la Caja no hubiera podido continuar en solitario, aunque UPN y el PSN nieguen la realidad. Esta valiosa conclusión se soporta sobre varios hechos, el definitivo, que la inclusión de Can en Banca Cívica hirió de muerte a la entidad, sobremanera por integrar sus activos en un ente compartido con Cajasol, cuyas exposición inmobiliaria y opacidad contable resultaban letales. Esa controvertida operación se consumó desdeñando por prejuicios ideológicos cualquier entente con las cajas vascas, a pesar de haber compartido tradicionalmente una ejecutoria cimentada en el rigor -así como una clientela con la misma cultura de ahorro y esfuerzo-, en el contexto de una gestión de Enrique Goñi errática a juicio de la comisión de investigación. Pues, en lugar de proceder a capitalizar suficientemente a Can para afrontar el seísmo financiero que luego sobrevino, Goñi habría acometido un imprudente plan de expansión, un costoso plan de prejubilaciones y una arriesgada salida a Bolsa. Esa censura se hace extensible al expresidente Sanz, en tanto que fue quien auspició personalmente el fichaje de Goñi y responsable máximo del Gobierno bajo cuyos designios se desnaturalizó la Caja mientras quienes debían fiscalizarla se dedicaban a repartirse dietas y algunos también a acceder a créditos con condiciones ventajosas. Al menos, la deriva que refiere la comisión de investigación parlamentaria concluyó en el puerto seguro para los impositores de CaixaBank, cuya obra social cubre adecuadamente buena parte de las necesidades del tejido asociativo navarro.