omo trabajadora de las Escuelas Infantiles de Pamplona siento gran preocupación e incertidumbre ante el futuro que tenemos por delante todas las personas que trabajamos en la línea de euskera.

Nos encontramos en junio y todavía no sabemos si en agosto podremos volver a nuestros actuales puestos de trabajo o estaremos en otra escuela o, peor aún, en la calle, otra inquietud más que añadir a estos momentos difíciles de covid-19.

Muchas de nosotras llevábamos años estudiando y preparando los exámenes de unas oposiciones que finalmente llegaban el año pasado con la convocatoria de la OPE de 91 plazas. Sin embargo, el 19 de junio de 2019 dinamitaron lo que para muchas de nosotras podría haber supuesto alcanzar por fin la tranquilidad y estabilidad laboral y personal que nuestras familias necesitan. El sueño de nuestra vida hecho pedazos con la anulación de la convocatoria y años de esfuerzo conciliando trabajo, familia y estudio tirados a la basura. ¿Dónde quedan ahora las horas que hemos robado a nuestras familias e hijos e hijas para invertirlas en preparar unos exámenes que nunca llegan? ¿Quién nos devuelve ahora este tiempo? Pese a todo, nos hemos esforzado durante todo esos años en crear, mimar y enriquecer cada día un proyecto pedagógico que, además de aportar una identidad como equipo educativo y como escuela, integre a las familias y las haga partícipes de esta parte tan importante de la vida de sus hijos e hijas, como es la etapa 0-3.

Una etapa, no olvidemos, primordial en el desarrollo de los niños y niñas, donde se asientan con gran profundidad las bases y valores tan importantes del desarrollo afectivo, social, cognitivo y motor.

Hemos logrado poco a poco y con el esfuerzo de todas las personas que formamos parte de las Escuelas Infantiles en euskara hacer de ellas un lugar cálido y acogedor para las diferentes culturas que la integran dando lugar a una relación amable, cercana y respetuosa con las familias. Y aquí es donde la palabra familia cobra una especial relevancia también de manera profesional, ya que hemos ido tejiendo durante estos años relaciones abiertas y sanas entre todos los componentes del equipo pedagógico de la escuela. Por eso hoy podemos decir que somos mucho más que un equipo, somos una familia que comparte valores y principios, tanto educativos, como sociales y esto hace que todas nos sintamos parte de este proyecto tan bonito que llevamos en el corazón. Sin embargo, ¿cómo seremos capaces de mantener todo esto si el equipo educativo se deshace por el cambio de línea? ¿Acaso es preferible desmontar todo lo conseguido que permitir que un equipo que lleva trabajando años sobre un proyecto coherente y respetuoso permanezca unido independientemente del idioma vehicular del centro? ¿No es más importante en pro del beneficio de los niños y niñas dar continuidad y coherencia a las personas referentes para poder facilitar el vínculo afectivo tan importante en estas edades?

Y vayamos un paso más allá y llevemos la vista a la encuesta sobre las Escuelas Infantiles: vistos los resultados presentados por Fernando Sesma (presidente del Organismo Autónomo de las Escuelas Infantiles) donde más de un tercio de las familias manifiestan su intención de matricular a sus hijos e hijas en una escuela infantil cuya lengua vehicular sea únicamente el euskera, ¿no supone una contradicción reducir significativamente el número de plazas ofertadas dejando únicamente una escuela en toda Pamplona con estas características?

Los resultados de la encuesta realizada arrojan que un 42% de las familias que no pre-matricularon a sus hijos e hijas no lo hicieron porque la oferta educativa no se ajusta a sus necesidades. ¿No sería lógico pensar que dentro de este porcentaje uno de los motivos sea que no existen plazas suficientes en euskera? ¿Para qué preguntar a las familias que es lo que necesitan si luego no se va a tomar en cuenta su opinión?

Estamos a un paso de cerrar el curso escolar y a día de hoy no sabemos qué es lo que va a pasar con la plantilla de trabajadoras con conocimiento en euskera. No sabemos nuestro futuro laboral inmediato, por lo que nos espera un verano incierto para nosotras y nuestras familias. ¿Será acaso que desde el gobierno de la ciudad no tienen ningún plan ni han tomado ninguna decisión al respecto a estas alturas? Esta es a la conclusión que llegamos, ya que pese a haber trasladado nuestra inquietud y preocupación al respecto a día de hoy seguimos sin tener respuesta. Vivir en tiempos de covid-19 es complicado para todos y todas, pero un poco más si cabe para los y las trabajadoras que desconocen, como es nuestro caso, su futuro laboral más próximo.

Y también para un gran porcentaje de las familias que no saben si en agosto sus hijos e hijas tendrán plaza en la escuela infantil que desean, con las educadoras que ya son referentes para ellos y ellas, participando de un proyecto multicultural y enriquecedor y de inmersión en una lengua que aman y que forma parte de su identidad. Familias que ante esta gran incertidumbre y en vista de que el tiempo pasa y no hay respuestas claras han empezado a organizarse para crear y gestionar una Herri Haur Eskola como alternativa para el curso que viene, una alternativa transitoria hasta que se consiga ampliar otra vez las plazas de euskera en el sistema público. Este Ayuntamiento no respeta la pluralidad de su ciudadanía y está dejando de lado y desamparado a este importante porcentaje de familias.

Decía Antoine de Saint-Exupéry que “todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan”. Y está claro que algo parecido está pasando en Pamplona cuando lo que priman son los intereses políticos en detrimento del bienestar y derechos de los y las niños y niñas y sus familias, así como de los y las profesionales que con auténtica vocación por la infancia damos lo mejor de nosotras cada día en las escuelas por ellos y ellas y por una futura sociedad mejor.

Firman este artículo: Garazi Aristu Guelbenzu, Nerea Urdiain Yoldi, Ainhoa Fernández García y 40 firmas más Educadoras y directores de las Escuelas Infantiles Municipales de Pamplona en euskera